
El cazador del caudillo de Al-Qaida
EE UU liquida a su peor enemigo. El almirante McRaven ideó, supervisó y dirigió el operativo de asalto a la residencia de Abbottabad
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarDe las tres opciones barajadas por la Casa Blanca para matar a Bin Laden, Barack Obama se inclinó por la más arriesgada: enviar en helicóptero desde Afganistán a un selecto grupo de soldados del cuerpo de operaciones especiales de la Marina. Una operación milimétrica que descansaba en los hombros del almirante William McRaven, uno de los mayores expertos en la caza de terroristas del Ejército de EE UU, quien trabajó durante años para encontrar el rastro del líder de Al-Qaida.
El secretismo impuesto por Washington en torno a la identidad de los militares implicados en la 'operación Gerónimo' no ha afectado a este texano que durante más de dos meses dirigió el intensivo entrenamiento a la unidad especial de Navy Seal y a quien los expertos no dudan en colgarle las medallas por el «éxito» obtenido. La primera y más preocupante de las complicaciones para la suerte de sus hombres era el carácter encubierto del asalto que podría haber desatado un serio problema con Pakistán si salía mal. En las tensas horas que precedieron a la misión, Obama y su equipo temían un desastre similar al de la crisis de los rehenes en Irán en 1979.
La búsqueda de Bin Laden fue dirigida por la CIA, que laboriosamente reconstruyó los informes de la inteligencia que apuntaban hacia las altas paredes del complejo de Abbottabad, en Pakistán. Pero cuando el inquilino de la Casa Blanca dio la autorización para invadir el lugar en el que vivía el caudillo 'yihadista', el director de la CIA, Leon Panetta, decidió darle la responsabilidad del operativo a McRaven, quien se había estado preparando para este momento durante la mayor parte de su carrera. Como líder del secreto Comando de Operaciones Especiales Conjuntas, el militar ha supervisado las persecuciones a los líderes talibanes en Afganistán y a las figuras de Al-Qaida en todo el mundo.
Luz verde de Panetta
Solo dos días antes de la misión, McRaven recibió luz verde de Panetta para lanzar el ataque en la primera oportunidad que fuera posible. Ese mismo día, se reunió con una delegación de seis miembros del Congreso que casualmente estaban de visita en Afganistán y les dio una vuelta por la base de Bagram (desde donde dirigió el operativo contra Bin Laden), sin saber los legisladores que se estaba preparando la misión.
En septiembre de 2009, McRaven negoció un acuerdo con el presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, para llevar a cabo misiones secretas contra Al-Qaida en la península arábiga, una filial de la red de Bin Laden que algunos dicen se convirtió en la principal amenaza para EE UU.