Una ambulancia, ayer, espera junto al restaurante atacado. :: JEAN BLONDIN / REUTERS
MUNDO

Primer destino no europeo para el viajero español

Marruecos atrajo el pasado año a 880.000 visitantes procedentes de nuestro país y en 2011 se espera que la cifra alcance el millón

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Marruecos es el primer destino no europeo del turismo español y el quinto mundial. La cercanía entre los dos países, su excelente clima, la belleza de los paisajes y el exotismo de las ancestrales tradiciones árabes que perduran a través de los siglos atraen como un imán a los viajeros de este lado del Estrecho de Gibraltar. El pasado año, 880.000 españoles visitaron el territorio que engloba el reino que rige la dinastía alauí -un 14,8% más que en 2009- y para el presente ejercicio se espera alcanzar el millón. Solo en los dos primeros meses de 2011 viajaron al país norteafricano 236.000 españoles, según datos del Instituto de Estudios Turísticos (IET).

Ciudades como Rabat, Casablanca, Tánger o Marrakech -víctima ayer del zarpazo terrorista- son los principales focos de atención para el visitante extranjero, especialmente para el español. Pero tampoco hay que olvidar las zonas desérticas del Sáhara, que a pesar de su imagen austera tienen verdadero gancho y encanto turísticos. La huella indeleble del pasado árabe en la península ibérica invita a conocer el origen de muchas de nuestras habituales costumbres.

Según el ministro de Turismo, Mohamed Boussaid, «Marruecos es el país más cercano a España donde se puede hacer un viaje auténtico y diferenciado. Tenemos ventajas comparativas que nos permiten resistir mejor la crisis económica y mantener la dinámica que ha prevalecido en este mercado durante los últimos años».

Y una de esas diferencias la marca sin duda Marrakech. Esta ciudad no solo capta a turistas españoles sino que es uno de los destinos más habituales de la jet set internacional. Personalidades como el fallecido modista Ives Saint Laurent o lo actores Omar Sharif y Alain Delon la visitan con frecuencia o tiene casa en ella. Seductora como ninguna, la localidad dio origen al nombre del país.

Aunque existe cierto oscurantismo, se acepta que empezó siendo un campamento militar establecido por Abu Bekr, jefe almorádive, en 1070. Su sucesor, Yusef ben Tachfin se encargó de convertir lo que era un oasis primitivo en una capital digna de su imperio, que se extendía desde el Atlántico hasta Argelia y del Sáhara al Ebro. La conquista almohade hizo casi desaparecer las primeras construcciones, reemplazadas por otras que aún podemos contemplar hoy, como la majestuosa Kutubia, torre gemela de la Giralda sevillana.