El dueño del Faisán, Joseba Elosua (izda.), y su hijo, José Ignacio, en la Audiencia. :: E. NARANJO / EFE
ESPAÑA

El dueño del bar Faisán niega que el policía Ballesteros le diera el móvil del chivatazo

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Se lo juro, yo soy católico. Ese no es el hombre que me entregó el teléfono». Joseba Elosua, el dueño del bar Faisán, repitió este comentario referido al inspector José María Ballesteros en su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz. El presunto miembro del aparato de extorsión de ETA admitió, no obstante, que el policía se encontraba dentro de su local entre las 11.00 y las 11.30 horas del 4 de mayo de 2006, cuando se produjo la delación que alertó de una operación de las fuerzas de seguridad.

Ruz no mostró a Elosua ninguna foto porque hace cinco años el juez Baltasar Garzón mostró varias instantáneas al propietario del Faisán y no reconoció a nadie. El testigo se refería en su negativa a la fotografía que está en el informe del equipo investigador, y que ha sido reproducida en un medio de comunicación, con lo que quedó contaminada como prueba ya que Elosua pudo haberla visto antes.

En esa foto, Ballesteros aparece con pantalones vaqueros claros y una mochila, vestimenta que no corresponde al hombre con traje oscuro que, según Elosua, fue el que le proporcionó el teléfono en el que recibió el aviso de una inminente operación para detener al miembro de ETA José Antonio Cau.

Pero el dueño del Faisán incurrió en una aparente contradicción porque afirmó que la persona que le suministró el móvil era «la única» que estaba en el bar «y no era de Iparralde (País Vasco francés) ni hablaba francés», y que ese hecho se produjo entre las 11.00 y las 11.30 horas. Ballesteros en su declaración ante Ruz se reconoció como la persona que aparece en diversos cortes de la grabación policial entre las 11.14 y 11.46 horas.

Algo no cuadra entre la versión de Elosua, que afirmó que el hombre del chivatazo iba vestido de oscuro y era la única persona en su establecimiento, y la conclusión de la investigación, que apunta a que ese hombre era el inspector aunque no fuera vestido de oscuro.