Andrés Iniesta. :: G. N. / REUTERS
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Un Barça distinto para lo bueno y para lo malo garantiza pelea

Con Puyol de lateral izquierdo y un confuso cambio de discurso de Guardiola, el equipo «está fantástico», asegura Iniesta

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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El Barça llega a la semifinal mermado en lo físico por la acumulación de lesiones en el tramo decisivo de la temporada, tocado en lo anímico por la derrota en la final de Copa ante su eterno rival y confundido en lo extradeportivo, un terreno en el que Mourinho ganó hace tiempo el pulso a Guardiola, hasta el punto de que el cambio de discurso del técnico de Santpedor ya no tiene ningún sentido.

El portugués lleva toda la vida peleándose con federaciones, colectivos arbitrales, entrenadores rivales y hasta directivos propios con una actitud maquiavélica en busca de un beneficio último. Le funcionó en Oporto, Chelsea e Inter y parece claro viendo la permisividad en los dos últimos clásicos de colegiados como Muñiz Fernández y Undiano Mallenco que al final también le está sirviendo en el Madrid. Pero esa batalla ya está perdida. Ser irónico ahora con los arbitrajes o con el altísimo césped que se espera en el Bernabéu, un bosque para que el Barça no pueda jugar rápido, ya parece hasta ridículo a estas alturas. Si quería ir a la guerra dialéctica, tendría que haber cogido el fusil del verbo hace muchos meses.

Guardiola decidió desde principio de temporada contestar a Mourinho con el látigo de la indiferencia, una posición loable por educada, pero quizás no útil en el voluble mundo del fútbol. La posibilidad de que un árbitro portugués estuviera en el Bernabéu le alteró de forma definitiva por el recuerdo de lo sucedido con Benquerença en la ida de la semifinal de la pasada temporada también ante Mourinho. Se equivocó, como le recordó Cruyff en su colaboración periodística semanal desde ese pedestal donde se encuentra quien tantas veces erró con la excusa de su supuesta genialidad. Es lo que tiene llorar a destiempo, no como un profesional de la lágrima fácil pero oportuna como Mourinho.

Andrés Iniesta, pese a tener motivos para quejarse de lo que fuera tras recibir más patadas de Khedira en Mestalla que de Van Bommel en Sudáfrica, puso ayer la cordura. «Aunque el árbitro fuera portugués y el césped estuviera mal, nuestra mentalidad iba a ser la misma: preparar bien el partido, defender bien y atacar lo mejor posible».

El centrocampista recordó: «En septiembre todos habríamos firmado llegar a este momento líderes con ocho puntos de ventaja, finalistas de Copa y en semifinales de la Liga de Campeones». Calificó al Madrid «como uno de los mejores equipos del mundo», pero dejó claro: «Miedo nunca tenemos». Y sobre el favoritismo mutante en los últimos días, señaló que «cada uno tiene su forma de ver las cosas». «Cada uno debe confiar en su equipo, creo en mis compañeros y en nuestra mentalidad -puntualizó- más allá de favoritismos».

Cambios

«Veo al equipo fantástico», aseguró Iniesta. En eso quizás no fue sincero del todo. No debe ser muy tranquilizador preparar un partido tan importante con tantas bajas y reciclajes posicionales. En defensa, no quedan laterales zurdos. Puyol iba a reaparecer en el centro de la zaga junto a Piqué, pero ahora parece más probable que juegue de lateral izquierdo ante la velocidad de Cristiano o de Di María, según por la banda por la que se muevan, toda una responsabilidad para el capitán tras haber disputado solo un partido en tres meses.

Por lo visto últimamente, Mascherano será el compañero de Piqué en el eje. El resto del equipo sería el esperado, aunque no se puede descartar que Guardiola tenga preparado algún truco. Apostar por Thiago en la media, adelantando la posición de Iniesta en lugar de Pedro o Villa, garantizaría el toque fluido que ha faltado en los dos recientes clásicos. Arriesgado. Para cambiar las dinámicas negativas a veces hay que inventar.