Luque hizo lo mejor con el capote en la tarde malagueña. :: A. SALAS
toreo

Decepcionante corrida picassiana

El mal juego de los toros de Lagunajanda provoca el fracaso de la jornada en la Plaza de la Malagueta Lo mejor con el capote lo hizo Daniel Luque al tercero de la tarde

MÁLAGA. Actualizado: Guardar
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El domingo de Resurrección abría plaza un descastado toro de Lagunajanda que marcaría el signo de la corrida.

Tan sólo pudo lucir 'Paquirri' en banderillas, ya que el toro llegó muy deslucido a la muleta, y el diestro optó por acortar distancias en una faena en la que no pudo dar dos pases seguidos, y siempre a favor de la querencia.

Menos opción dio el inválido cuarto toro, que quizás debió volver a los corrales y que fue protestado por el público.

Su labor se centró en mantenerlo en pie junto a tablas, aunque el trasteo estuvo carente de emoción.

Buenas expectativas iniciales ofreció el primer toro del lote de Alejandro Talavante, que metió bien la cara en el capote y luego llegó entero a la muleta, le permitió lidiar con la derecha y ofrecer el mejor natural de la tarde, pero luego todo se diluyó por la falta de fuelle del astado de Lagunajanda.

Algo parecido sucedió en el quinto toro, un animal tan noble como flojo que brindó al público el extremeño, quien puso todo de su parte para que hubiera emoción, pero el astado tampoco podía con su alma.

Un atisbo de luz

Lo mejor con el capote lo hizo ciertamente Daniel Luque al tercero de la corrida, con templadas verónicas y dos medias de categoría, pero luego el toro se dio una voltereta y quedó inútil.

El último toro de la tarde no mejoró la triste jornada, con el añadido de desarrollar peligro al dar derrotes por alto, y el diestro sólo pudo mostrar su disposición y finiquitarlo con una certera estocada que ponía fin a una tercera corrida picassiana que seguro no pasará a la historia. Una tarde para olvidar por lo aburrida y que fue poca cosa para el público, que llenaba ayer la mitad del coso. Pese a que los animales no colaboraron y no dieron opción a los diestros, estos tampoco estuvieron a la altura de las circunstancias.