CARTAS AL DIRECTOR

Jesús, el Cristo

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«Yo digo a los hindúes que su vida será imperfecta si no estudian respetuosamente la vida de Jesús». Esta frase de Gandhi la podemos aplicar a los cristianos. No es que para ser un buen cristiano tengamos que convertirnos en teólogos, pero puede suponer un pecado de omisión para aquellas personas que teniendo facultades y medios, no dediquen un tiempo para perfeccionar sus conocimientos en la vida y en la obra de Jesús, es más, puede tratarse de una falta de consideración y de respeto hacia el Señor y la fe. La Iglesia primitiva no se conforma con dar a Jesús el título de Mesías. Al decir Jesucristo, la Iglesia identifica el título proclamado por los creyentes y la persona histórica que vivió en Israel. Los relatos del Triduo Pascual adquieren relevancia en cuanto al conocimiento del mensaje transmitido por Jesús, pero hemos de tener en cuenta para una interpretación más real, que dichos relatos no son imparciales, sino testimonios de creyentes que han decidido continuar el mensaje del Señor. En todos existe un hecho indiscutible: que el movimiento de los seguidores de Jesucristo comenzó a revestir importancia a partir de su muerte y resurrección, por lo que la muerte no es el final; la causa de Jesús siguió adelante adquiriendo proporciones inmensas. Y si alguien quiere entender el curso de la historia, interpretar el comienzo de una nueva era y explicar el origen de ese inconmensurable movimiento, el cristianismo,tendrá que plantearse ¿cómo es posible que tras la caída de tantos imperios y dioses, este Jesús siga siendo la figura más impresionante? ¿Cómo pudo surgir un movimiento de tan profundas consecuencias para el mundo? ¿Cómo es posible que aquellos seguidores fuesen capaces de seguir con su mensaje?