EL PASO
Actualizado: GuardarNo caeré -como teme Ignacio- en el fácil recurso de establecer una obvia e ingenua comparación entre la crucial situación en la que se encuentra el Cádiz con los 'acompasados pasos' de nuestra peculiar Semana Santa. Ya sé que, para lograr el irrenunciable objetivo del ascenso, los futbolistas cadistas no tienen más remedio que cargar con el peso de unos colores -el amarillo y el azul-, esos símbolos con los que se identifican muchos de nuestros conciudadanos y a los que les rinden muestras de hondas reverencias, de cálidos homenajes y de entusiastas cánticos, pero, en esta ocasión, me limito a enfatizar esos otros mensajes que, formulados con claridad por el entrenador, repiten todos los miembros de la plantilla: «Los partidos que nos restan hasta el final de la temporada son pasos que hemos de dar con seguridad y con habilidad, administrando las fuerzas para evitar cualquier tropiezo». El encuentro frente al Jumillas ha puesto de manifiesto que, por muy debilitado que se encuentren los equipos adversarios y aunque no cobren las nóminas mensuales, es necesario tener humildad y paciencia para vencerlos. Ya no se pueden permitir más caídas porque no queda tiempo para corregir errores; ya no caben los traspiés porque los conjuntos que nos siguen se aprovecharían para adelantarnos, ya no es posible dar un paso atrás porque perderíamos el tren que está a punto de partir. Ahora -cuando estamos a escasos metros de la meta- sí es necesario que la afición eche mano de esa imaginación que, en otras ocasiones, ha logrado iluminar el oscuro fondo de este pozo que tanta ansiedad nos está generado. El domingo, frente al Puertollano, tendremos la ocasión de comprobar si hemos recuperado la luz de una resurrección que tendrá que ser corroborada en los tres últimos encuentros. La humildad, el sacrificio y el trabajo son las herramientas imprescindibles para mantener las constantes vitales.