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Capilla de los franceses

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En estos días de Semana Santa en los que numerosas personas, unas por motivos religiosos y otras por el puro placer de disfrutar del arte, visitan iglesias, se puede apreciar el deterioro de algunas capillas. Específicamente, dentro de la Iglesia de San Francisco, la capilla de los franceses.

Pocos franceses y no muchos gaditanos saben que ese lugar de culto es propiedad de la República Francesa y, por tanto, Francia es la responsable directa de su mantenimiento. Es como si un trozo de Cádiz perteneciera a nuestro país vecino. El cónsul general de Francia en Cádiz la mandó construir en el año 1673, como consecuencia de la numerosa colonia gala que habitaba Cádiz en aquella época.

Las principales esculturas fueron talladas por Pedro Roldán, en concreto, un San Luis, rey de Francia, conocido por Luis IX, que preside el retablo, al que le falta la espada y el relicario, y otros dos santos galos a sus costados: San Dionisio, el primer obispo de París, y San Remigio, que bautizó a Clodoveo, cuya imagen ha perdido desgraciadamente el atributo que portaba en su mano derecha.

Ahora que Cádiz, con el Doce, parece mirar un poco más al pasado, no puede permitirse el lujo de perder otro trozo de su historia y más patrimonio artístico. Máxime, teniendo en cuenta que en esa Iglesia de San Francisco se ha destruido, a lo largo de su vida, parte de su herencia escultórica y monumental.

Sus muros sufrieron incendios y desamortizaciones y también albergaron distintas capillas de otras nacionalidades que se marchitaron hasta desaparecer, como fueron la de los portugueses, flamencos y alemanes.

Esas capillas se malograron porque sus dueños perdieron el interés en conservar su patrimonio y sólo la Francia laica costeó hasta hace poco la suya.

San Francisco debió de ser en su tiempo un lugar de encuentro de los comerciantes de media Europa.

Es una pena que las guías de la ciudad no mencionen la existencia de esta capilla, pues su difusión haría que fuese frecuentada por aquellos franceses que visiten Cádiz.

Un convenio entre los franciscanos, la embajada francesa y el Ayuntamiento de la ciudad, en el que participase también la Junta de Andalucía e incluso el Consorcio del Bicentenario aseguraría su mantenimiento y evitaría su abandono.