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Pitos al himno español y más volumen de la megafonía

Los silbidos y abucheos de una parte de la afición azulgrana volvieron a escucharse en Mestalla dos años después

MADRID. Actualizado: Guardar
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Los pitos de una parte importante de la afición azulgrana al himno español volvieron a escucharse en Mestalla, dos años después de la final copera entre Barça y Athletic, aunque en esta ocasión el volumen de la megafonía intentó tapar los silbidos, mientras TVE redujo el sonido de ambiente que llegaba desde el estadio. Poco después de aparecer en el palco los Reyes, sonó el himno de España, empañado por gritos y una sonora pitada a la que respondieron los seguidores del Real Madrid desde el otro fondo con cánticos y aplausos. Las cámaras de Televisión Española evitaron mostrar las imágenes de los hinchas del Barcelona cuando protestaban con pitos y abucheos al himno.

Tropezón

Los más de 20.000 aficionados blancos corearon la música del himno español a la vez que miles de culés increpaban su interpretación y a los monarcas, con el presidente de la Federación Española de Fútbol (FEF), Ángel Villar, junto a don Juan Carlos, y la ministra de Sanidad, Leire Pajín, junto a doña Sofía, quien al regresar al palco tras el descanso sufrió un pequeño tropezón.

Tras la desagradable experiencia de la final de 2009, la FEF decidió que el himno atronase en Mestalla a un elevado volumen que rondó los 120 decibelios, aunque ello no impidió que se oyeran los silbidos y cánticos por parte de las respectivas aficiones. En la pasada edición de la lucha por el título disputada en Mestalla los silbidos al himno fueron casi generalizados y sonaron con muchísima más fuerza que la composición musical. El polémico incidente incluso costó el cargo a un responsable deportivo de TVE.

Los seguidores madridistas también corearon a Messi con gritos de «¡tonto, tonto!» cuando el crack argentino se ganó una tarjeta en el minuto 63 por entorpecer en el medio campo el saque de una falta lanzada por Xabi Alonso. Tres minutos antes de esa amarilla, Messi fue apuntado en la cara desde la grada con un láser en el momento en el que se disponía a tirar una falta lejana.