Escena. Los restos del teatro de la colonia se muestran mañana de forma gratuita con motivo del Día de los Monumentos.:: FRANCIS JIMÉNEZ
Sociedad

LA CONQUISTA DE CARTEIA

La que fuese primera colonia romana fuera de suelo itálico se encuentra inmersa en un profundo proyecto de puesta en valor

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Poco a poco el oasis le ha ganado el terreno al desierto. El olor a hierba fresca al hedor a petróleo, la piedra ostionera bimilenaria a la industria del ladrillo. En apenas un año, Carteia ha conquistado el enclave que ya dominara desde el 171 a. C. cuando se erigió como la primera colonia latina fuera de Italia. Por fin, el yacimiento arqueológico que comparte terreno con el polígono Guadarranque (San Roque), entre toneladas de hormigón y nubes de humo, frente a la bahía, en el margen del río, se ha despojado de la etiqueta de hermana pequeña de Baelo Claudia. La cura de complejos viene acompañada por una profunda remodelación, un paso más en ese interminable trance que media entre la simple conservación y la puesta en valor.

Si decimos en apenas un año, es porque ha sido en ese tiempo cuando se han acometido la mayoría de estas acciones. Algunas, no por simples, dejan de ser vitales para el funcionamiento del enclave arqueológico. Primero, mostrar el camino. Desde hace unas semanas, los turistas y visitantes que buscan Carteia disponen de las señales indicadoras de la colonia romana en la autovía del Mediterráneo, la A-7. Para potenciar la difusión del yacimiento, la medida se complementará en breve con la edición de un plano-guía y con la instalación a lo largo del circuito de visitas del enclave arqueológico de carteles explicativos de los principales puntos de interés, que servirán para facilitar al visitante la comprensión de los restos arqueológicos. Además, está prevista la habilitación de varias zonas de descanso a lo largo del recorrido, con la idea de que lo que puede contemplarse en 45 minutos sirva de excusa para disfrutar de la naturaleza toda una mañana.

Las mal llamadas ruinas romanas conforman un espacio que cada año recibe la visita de cientos de alumnos de la provincia y de otros tantos turistas. «La mayoría procedente de la Costa del Sol», apunta Manuel Jaén, coordinador del enclave arqueológico de Carteia y uno de los máximos responsables de este impulso.

El gerente actúa como guía para LA VOZ. Un trayecto que muy pronto podrá cubrirse de forma intuitiva, completo o en partes, al gusto de los enamorados de la cultura romana. Empezamos por lo que hace dos mil años debería ser el final de un día duro: las termas. Este impresionante edificio no solo estaba destinado al baño, ya que aún pueden observarse los espacios dedicados a la realización de ejercicios físicos y el disfrute de las saunas.

Zona defensiva

El siguiente punto del circuito se corresponde con los restos de una típica colonia latina. Para acceder a este promontorio, el visitante debe subir por una calzada recién habilitada y que discurre paralela a la que antiguamente conducía al Cortijo del Rocadillo, una construcción del siglo XVII que fue expropiada en el XX junto a la Villa Cartagena para su inclusión en el conjunto. «Todo es patrimonio, ya sea del s. I a. C. o del XX», subraya Jaén al mostrar un pozo perteneciente al cortijo. El coordinador se refiere de esta forma a los diferentes usos que han ido sucediéndose en este vergel sanroqueño a lo largo de las épocas. Así, en el mismo espacio, y tras subir una elegante escalinata, se contemplan la muralla púnica primitiva, un majestuoso templo y una clásica domus perteneciente a una familia adinerada de Carteia (con varias habitaciones, aljibes y un amplio atrio pavimentado con mosaicos). Circundando el templo se observa una necrópolis de época visigoda (s. VI a VII) construida con piezas del propio edificio sagrado.

Para dar cuenta del sentido comercial de esta colonia, (situada en un rincón privilegiado del Estrecho y al abrigo de la bahía de Algeciras), hay que realizar una parada en la zona de la fábrica de salazones. Al arrullo de las olas, a escasos 100 metros de la orilla, aún se aprecian las 17 piletas que formaron parte de este edificio dedicado al secado de los productos del mar. A su lado se mantienen dos construcciones que demuestran el sentido defensivo que fue adquiriendo esta zona del enclave con el paso de los siglos. Adosada a la murralla romana se encuentra la Torre del Rocadillo, una torre vigía del siglo XVI. Y en la misma fábrica de salazones, un búnker de 1941, construido por temor a un ataque aliado durante la II Guerra Mundial.

Arqueología, historia y naturaleza. Este último atractivo de Carteia fue consolidado por uno de sus mentores. En este entorno plantó Santa Olalla, el primero en excavar el yacimiento, un variado ramillete de especies vegetales lo que confiere a la visita a las ruinas un sentido multidisciplinar.

En la actualidad, y desde mediados de los noventa, son los miembros de un equipo de la Universidad Autónoma de Madrid los encargados de realizar las prospecciones arqueológicas, estudiar los resultados y publicar las memorias de Carteia, cuyo espacio equivale a 60 campos de fútbol. Aún hay mucho por explotar. Por sacar a la luz, por reconstruir e interpretar. Para eso hace falta mucho esfuerzo y más dinero. La Consejería de Cultura y Cepsa colaboran a través de un convenio en la adaptación del yacimiento.

Sus responsables disponen mañana de una oportunidad de calibrar las fuerzas de Carteia. Para ofrecer aún más riqueza si cabe, se ha programado para este lunes, día de los Monumentos y Sitios, visitas guiadas por el teatro romano (los expertos hablan de uno de los más grandes de la Península), el último punto del recorrido del enclave arqueológico y, habitualmente, cerrado al público. Las vistas desde la colina donde se encuentra ubicado justifican la ascensión. Aunque molesten las grúas, la Carteia pre-imperial se impone. En la historia, y en los sentidos.