El obispo Vangheluwe habla en un acto contra la violencia, hace cinco años. :: AFP
Sociedad

Un exobispo belga confiesa en televisión sus abusos a dos sobrinos

«Nunca hubo ni violación ni violencia física», relata quien fue prelado de Brujas en una escalofriante entrevista

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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El exobispo de Brujas, Roger Joseph Vangheluwe, conmocionó ayer a Bélgica con una aterradora confesión televisiva. El antiguo prelado de la ciudad flamenca, que presentó su dimisión el año pasado, relató con una crudeza escalofriante los abusos sexuales a los que sometió a dos de sus sobrinos cuando eran menores. «Empezó como un juego. Nunca hubo ni violación ni violencia física. Jamás me vio desnudo ni hubo penetración», llegó a decir en referencia las vejaciones que sufrió durante trece años uno de los niños.

Vangheluwe, de 74 años, concedió en la noche del jueves una entrevista en directo a la televisión privada flamenca VT4. Desde un convento francés, en el que recibe tratamiento espiritual y psicológico por orden del Vaticano, el exobispo detalló con frialdad cómo empezó a abusar de los dos menores. «Fue como en todas las familias. Cuando venían a visitarme, los sobrinos dormían conmigo», explicó antes de definir las vejaciones como «tocamientos íntimos».

El pederasta confeso se refirió especialmente a los abusos que sufrió uno de los niños. «Sólo fue una pequeña relación. No tuve la sensación de que mi sobrino se opusiera, sino más bien al contrario», remarcó. El menor, que soportó las vejaciones durante toda su infancia entre la década de los setenta y los ochenta, tenía apenas cinco años cuando se convirtió en la víctima de su tío. «No tengo para nada la impresión de ser un pedófilo», agregó Vangheluwe, que no puede ser juzgado porque los hechos ya han prescrito. Al margen del repugnante relato, el exobispo admitió por primera vez que había abusado también de un segundo sobrino. En este caso, las vejaciones se repitieron durante dos años. Vangheluwe, que reconoció haber llegado a pensar en el suicidio, rechazó finalmente esta idea porque sería «un acto cobarde». «Por supuesto que no estuvo bien lo que hice. Me he confesado muchas veces por ello», indicó. Durante la entrevista, el exprelado desveló que ha recibido «cientos de cartas de apoyo, solo seis reacciones negativas y dos anónimos que contenían material pornográfico».

El antiguo obispo de Brujas ya conmocionó al país el año pasado cuando presentó su dimisión. Entonces, se convirtió en uno de los primeros altos representantes de la Iglesia belga en reconocer públicamente haber cometido abusos sexuales. Vangheluwe difundió una carta en la que pedía reiteradamente perdón a su sobrino. «Lo sucedido marcó a la víctima para siempre. La herida nunca cura», aseguró. 'The New York Times' reveló poco después que había renunciado al cargo después de que un amigo de su sobrino enviara correos electrónicos a toda la jerarquía eclesiástica belga amenazando con denunciar el caso.

«Sopapo a las víctimas»

Tras la dimisión de Vangheluwe, decenas de víctimas acudieron a la comisión independiente que investigaba los abusos sexuales cometidos por curas en el país entre los años 50 y 80. Este órgano hizo público un demoledor informe el pasado septiembre en el que se contabilizaban 475 casos de pederastia que afectaban a casi todas las diócesis de Bélgica, donde el 80% de la población se considera católica. Trece de las víctimas acabaron quitándose la vida.

Al igual que sucedió cuando se presentó el resultado de la investigación, ayer la indignación se apoderó de los belgas. El ministro de Justicia, Stefaan de Clerq, tachó las declaraciones de Vangheluwe de «sopapo a las víctimas». Los obispos flamencos se confesaron «perplejos, horrorizados, avergonzados y enfadados». El Vaticano, que suscribió las palabras de la jerarquía eclesiástica belga, había anunciado el pasado fin de semana el castigo provisional para el ex obispo. La Santa Sede le ordenó dejar el país y someterse a un tratamiento «espiritual y psicológico» a la espera de las sanciones definitivas.