MILENIO

LO QUE NOS QUEDA

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Ya que al exconsejero Luis Pizarro le han encontrado una nueva función en el marco juntero del Medio Ambiente y, por consiguiente, el PSOE andaluz supera, en principio, la trágala de la dimisión del disciplinado dirigente gaditano y puede centrarse y serenarse para reagrupar y fortalecer sus dispositivos humanos ante los duros eventos que se aproximan; los herederos políticos de Pablo Iglesias deberían de atender la realidad andaluza de la región y salir a la calle para fichar a unos cuantos virtuosos de los números y los dividendos. En realidad, los tuvo en otros tiempos pero actualmente escasean.

No le vamos a sugerir al socialismo gobernante andaluz que intente fichar a Botín como presidente de la Junta, un banquero que da la sensación de que todo lo que toca lo convierte en oro y alterna con la crema mundial de las finanzas. Algo así como vivir en unas alturas donde ya no llega el oxígeno y, como mucho, se puede cruzar con una cabra salvaje en esos hielos permanentes. En cualquier caso, algo habrá que hacer.

Nuestros políticos son inseguros y se lo piensan mucho. Tenemos el ejemplo del PP, tan crecido y auto satisfecho en los últimos tiempos que convencen a unos cuantos 'independientes' para sus listas electorales y lo anuncian a los cuatro vientos y mil esquinas. Si la dinámica política que se ha ido estableciendo en el país no cambia, llegaremos a conocer un presidente regional o nacional con faltas de ortografía y sin tener noción de la raíz cuadrada y de los números primos.

En cualquier caso, de lo que no hay indicio remoto en la vida pública presente es, de vez en cuando, al menos, de un mínimo de juego limpio y de confraternización en los interiores de las distintas organizaciones políticas. Son épocas, vale, pero la presente se viene alargando sin que se atisbe el más mínimo síntoma de cambio. Aquí y en el Tíbet.

Lo que nos queda del gran botín de las libertades son la libertad de expresión, el libre albedrío y el voto universal. Muchísimo a tenor de lo que podemos contemplar a poco más de un par de horas de vuelo comercial. Una aclaración: los auténticos impostores son los que manejan los intrincados hilos del poder económico y provocan las grandes crisis de la época.