Los rebeldes libios eligen la guerra
La propuesta de la Unión Africana para poner fin al conflicto solo convence a los leales a Gadafi
RABAT. Actualizado: GuardarEra de esperar, pero ayer se escapó una de las oportunidades con más posibilidades de frenar la guerra en Libia desde que se iniciara el conflicto hace dos meses. Los rebeldes no aceptaron el plan de la Unión Africana (UA) para poner en marcha un alto el fuego en el país e iniciar un diálogo de transición, hoja de ruta que ya contaba con el visto bueno de Muamar Gadafi. Para los sublevados es imposible pensar en una solución que no pase por el abandono del poder del dictador. «O se marcha por su cuenta o el pueblo marchará hasta su puerta», dijo ayer el líder del Consejo de Transición libio, Mustafa Abdelyalil.
El plan propuesto por la delegación de la UA, que llegó el pasado domingo a Libia, pedía un alto el fuego inmediato de todas las hostilidades, la creación de corredores humanitarios para poder transportar ayuda a la población civil, la protección de los extranjeros en el país y el diálogo entre las partes para iniciar un «período de transición» que pondría en marcha «las reformas políticas necesarias para acabar con las causas de la crisis actual».
Ni una palabra sobre una posible renuncia del mandatario. Para los rebeldes, la iniciativa pretende «reformar el sistema desde dentro», algo que ellos rechazan de plano. El alto el fuego, además, no es suficiente para los sublevados, que quieren que el régimen del coronel retire todas las tropas de las ciudades y permita las manifestaciones libres, con la esperanza de que la revolución llegue a las zonas bajo control de Trípoli. Gadafi, cuyas defensas han sido mermadas gracias a los ataques de la OTAN, pero que ha conseguido un estancamiento del conflicto que le beneficia, habría aceptado la propuesta del organismo, una institución cuya supervivencia hoy en día sería más que improbable sin el mecenazgo de los últimos años del régimen libio.
Veinte niños muertos
Pero mientras el guía de la revolución aceptaba el alto el fuego, sus tropas seguían bombardeando Misrata, la única ciudad que permanece en manos de los rebeldes al oeste del país, y que lleva más de seis semanas soportando el asedio de los gadafistas, que todos los indicios apuntan a que han causado una masacre. Según Unicef, al menos 20 niños, alguno incluso de tan solo nueve meses, han muerto en los combates en esta ciudad. La delegación de la UA -formada por cuatro jefes de Estado africanos, entre ellos el sudafricano Jacob Zuma y el mauritano Mohamed Uld Abdelaziz, además de los presidentes de Mali y República del Congo y el ministro de Exteriores de Uganda-, fue recibida ayer con gritos y abucheos en Bengasi.
Los mandatarios obtuvieron permiso de la OTAN para romper la zona de exclusión aérea y volar hasta la capital rebelde para reunirse con sus representantes. Allí, sin embargo, se toparon con la desconfianza del consejo rebelde sobre las intenciones del coronel, aunque agradecieron el intento de mediación. «Gadafi no ha respetado las resoluciones de la ONU, ha continuado bombardeando civiles y ciudades, matando a los libios. El pueblo libio no puede aceptar de ninguna manera esta situación», dijo Abdelyalil en una rueda de prensa.