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El presidente de Yemen acepta una propuesta que negociaría su salida

RABAT. Actualizado: Guardar
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Primero la aceptó. Luego la rechazó al considerar que se trataba de una «injerencia extranjera». Ayer, el presidente de Yemen, Alí Abdulá Saleh, quizá porque se encuentra cada vez más solo y acorralado, volvió a aceptar la propuesta de los países del Golfo para negociar una salida del poder que se hará, según dijo, de forma «constitucional», lo que siembra dudas sobre si realmente cederá, como proponen sus vecinos árabes, el poder a su vicepresidente, Abdarabu Mansur Hadi.

El Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) propuso el pasado domingo un plan para formar un gobierno de «unidad nacional encabezado por la oposición». Este ejecutivo podrá además organizar comités «para redactar una Constitución y convocar elecciones», según pidieron los ministros de Exteriores del organismo tras una reunión en Riad. Los países del Golfo fueron relativamente ambiguos y no pidieron directamente la dimisión del presidente, aunque sí que se pusiera fin a la era de Saleh, que lleva 32 años en el poder.

Para la oposición, la renuncia del presidente ha sido hasta ahora un requisito imprescindible para sentarse a la mesa de negociación con los hombres del régimen. Ayer volvían a reunirse para discutir los términos del plan del CCG, una hoja de ruta que los manifestantes que se encuentran acampados en la plaza del Cambio en Saná pueden tener más dificultades para aceptar. Más de un centenar de personas han muerto desde que se iniciaran las revueltas para pedir la caída del dictador yemení, que ha reprimido violentamente las manifestaciones y ha declarado el estado de emergencia en el país más pobre del mundo árabe.