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Ortiz llena de color el mundo de la construcción en la sede de Arquitectos
El fotógrafo y aparejador afincado en Cádiz expone una serie de imágenes tratadas de obras y edificios
CÁDIZ. Actualizado: GuardarLa ciudad puede ocultarnos tesoros inéditos incluso en escenarios a priori anodinos y sin interés para el viandante. Disponibles para el espectador más observador, las obras que se suceden a lo largo de la mayoría de los núcleos urbanos de todo el mundo guardan miles de detalles sugerentes e incluso cómicos, lecturas de todo tipo, muchas de ellas artísticas. Este es el mundo que ve el fotógrafo zaragozano José Luis Ortiz Ramos, aparejador de profesión, que desde hace algunos años reside en la sierra gaditana. En Algodonales tiene establecido su estudio de arquitectura, desde donde trabaja fundamentalmente para la administración y allí, en plena naturaleza, elabora un diario fotográfico del que surgen algunas de las imágenes que ahora pone a disposición del público. Hace unos días inauguró una colección de sus instantáneas, 'Obra en los ojos', en el Colegio de Arquitectos, que estará visible hasta el 26 de mayo. Además de las imágenes, la exposición incluye una instalación de vídeo que alterna sonidos relajantes y ruido de obras.
Combinando su habilidad pictórica y poética, enseña fotografías tratadas digitalmente a las que añade una apariencia de negativo/positivo y colores vibrantes. Una especie de serie 'pop', aunque acercarse a la corriente 'warholiana' no ha sido la pretensión de este técnico/artista.
«Busqué fotos de viajes y de obras en las que he trabajado. Las hay de La Habana, Rotterdam, Londres e incluso Villamartín...», apunta Ortiz Ramos. Él confronta la narrativa de los objetos inanimados, la mayoría edificios, y los sujetos llenos de vida. En todas sus imágenes se pueden apreciar relaciones y diálogos entre ambos, siempre en el marco de la construcción. Al artista también le interesa la abstracción por lo que también se pueden ver en la exposición piezas más conceptuales. «Una obra nos da la posibilidad de ver un edificio de una manera totalmente distinta», como nunca después se podrá volver a ver. Se trata así de estampas efímeras llenas de poesía.