ANDALUCÍA

Andalucía se convierte en un dolor de cabeza para el PSOE

El escándalo de los ERE y la división interna hacen temer a Ferraz la pérdida de su granero de votos

SEVILLA. Actualizado: Guardar
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En la sede nacional del PSOE en la calle Ferraz de Madrid han saltado las alarmas. Ni una semana le ha durado al PSOE el efecto 'redbull' que supuso el anuncio de José Luis Rodríguez Zapatero de que no se presentará a las elecciones de 2012. Andalucía, a la que Zapatero ha llamado siempre la «columna más fuerte del PSOE», se ha convertido en su peor dolor de cabeza. La columna se desmorona agujereada por la corrupción con el fraude en los ERE (expedientes de regulación de empleo) y vapuleada en unas encuestas recalcitrantes con la victoria del PP. Ambos asuntos han colocado contra las cuerdas a los dos principales dirigentes andaluces, José Antonio Griñán y Manuel Chaves. Pero lo que más preocupa a la cúpula socialista es que salgan a la luz sus diferencias con la dimisión de Luis Pizarro como consejero de Gobernación y Justicia, amenazando con la quiebra del partido ante unas municipales cruciales y en su granero de votos. Andalucía aporta 36 de los 169 escaños socialistas en el Congreso, la que más de todas las comunidades y en la que más ventaja saca el PSOE al PP, 11 diputados.

La dimisión de Luis Pizarro, mano derecha de Chaves, por diferencias con Griñán, confirma la división interna en el PSOE y la transmisión de poder en falso. Una división que demuestra lo enrevesada que es la política. Quienes apostaron por Griñán contra viento y marea frente a la opción preferida por otros de Mar Moreno son ahora sus adversarios. Cercanos de Griñán y Chaves lo niegan, pero admiten discrepancias que han resentido la amistad de la que siempre hicieron gala.

A la hora de tratar de explicar la sorpresiva actitud de alguien tan ducho en la disciplina de un partido, los allegados a Pizarro justifican que este «está dolido» del trato recibido por quien ayudó a ser presidente. «Han sido muchas humillaciones», dicen recordando que Griñán se ha desprendido de las personas colocadas por Chaves y Pizarro en consejerías, delegaciones provinciales o partido. Para los chavistas, Griñán ha dado la vuelta al partido y al Gobierno como un calcetín sin tenerles en cuenta y, sobre todo, sin tener en cuanta que fue Chaves quien ganó las elecciones.

Afines a Griñán defienden «la regeneración necesaria» que emprende el presidente en el partido y la Junta ante la que está cayendo (encuestas, crisis, paro) y se quejan de que operen a sus espaldas. Un ex dirigente recuerda que antes nadie discutía lo que decía el secretario general, es decir, Chaves. «Pizarro siempre decía, esto no se discute porque lo ha dicho el presidente».

En su entorno se asegura que el presidente no pensó que Pizarro iría a dimitir, aunque sí admiten que el cese de Gabriel Almagro ha sido un castigo por la operación orquestada a sus espaldas para descabalgar a Pilar Sánchez de la candidatura en Jerez. Pizarro y Chaves participaron en las conversaciones. «Fue un error garrafal de Chaves», admiten incluso cercanos a este. Es un ejemplo de que la bicefalia no está del todo cerrada.

El PSOE federal se vio obligado a salir en tromba como apagafuegos del polvorín andaluz, sobre todo porque el plante de Pizarro dejaba en evidencia la debilidad de liderazgo de Griñán en Andalucía ante un Javier Arenas cada vez más crecido y reforzado por las encuestas. Todos, incluido Manuel Chaves, respaldaron a Griñán. «Quien busque enfrentarnos, pincha en hueso», dijo el vicepresidente tercero. «No es hora de tomar partido por nadie, sino de tomar partido por el partido», manifestó José Blanco antes de una reunión de urgencia con la ejecutiva permanente en Sevilla el pasado jueves.

En ella, el vicesecretario general del PSOE transmite un mensaje inequívoco: Unidad sin fisuras ante las municipales y arropar a Griñán como secretario general y como presidente. Griñán ha salido fortalecido, pero en el PSOE e incluso en su entorno admiten que se trata de una tregua, un compás de espera. «El resultado de las municipales marcará un antes y un después», aseguran.

Si el PSOE mantiene su hegemonía (gobierna en 488 de 771 municipios), Griñán podrá respirar. Si no, se abren otras posibilidades. Por ejemplo, la de que Griñán «no aguante» y haya que buscar otro candidato. Por ello ha salido a la palestra el nombre de Rosa Aguilar y sigue latente el de Francisco Vallejo, el único andaluz junto a Griñán que intervino en el comité director en el que Zapatero anunció que no repetirá. La ejecutiva federal, incluso Gaspar Zarrías, a quien se le considera valedor de Vallejo, desmienten tal posibilidad. La ejecutiva mantiene que no habrá primarias en Andalucía. Sus afines están convencidos de que Griñán aguantará hasta el final. «Está totalmente comprometido, aunque los resultados de las municipales no sean buenos».

Resulta paradójico que semanas después de presentar en Madrid a todo bombo la campaña 'Andalucía 10' para desterrar la imagen de una Andalucía subsidiada se destaparan los primeros intrusos en las prejubilaciones pagadas por la Junta. Ya hay 72 detectados, de los que 9 al menos tenían carnet socialista.

En el PSOE no ocultan la preocupación por las repercusiones electorales de este escándalo que ha colocado en el punto de mira los últimos diez años de gobiernos socialistas. Es lo que quiere investigar la jueza Mercedes Alaya, quien ha señalado en sus autos la sospecha de que los ejecutivos de Chaves, incluido Griñán como consejero de Economía y Hacienda, conocían las irregularidades en las ayudas a las prejubilaciones y no hicieron nada para evitarlas. En el PSOE están convencidos de que las responsabilidades se paran en el director general de Trabajo, Javier Guerrero, imputado y expulsado del PSOE, pero temen que la instrucción pueda colocar en el banquillo de los acusados a otros miembros del Gobierno. El ex consejero de Empleo, Antonio Fernández, está a punto de ser imputado.

La investigación de los ERE ha dado munición al PP, que desarrolla una campaña de acoso a Chaves y a Griñán sin tregua cada sesión del Parlamento andaluz o del Congreso y el Senado. Chaves además tiene que defenderse de otra acusación, la que pesa sobre su hijo, Iván Chaves, sobre negocios de intermediación con administraciones, entre ellas la Junta, cuando su padre era presidente.

En el PSOE defienden la honestidad de Chaves y están convencido de que desconocía lo mismo que Griñán el fraude en los ERE. Pero también empiezan a cuestionarse si fue un error que Zapatero se llevara a Chaves a su Gobierno para favorecer el relevo en Andalucía. «La presencia de Chaves en el Gobierno ha hecho que los escándalos andaluces cobren dimensión nacional, y eso está pesando», dice un ex dirigente socialista.

Los socialistas creen que el fustigamiento al ex presidente en Madrid se debe no sólo para contrarrestar el caso Gürtel, sino al interés del PP por amarrar la mayoría absoluta en Andalucía y crecer en votos en esta comunidad en las generales. En la mayoría absoluta de Aznar en 2000, la diferencia entre PSOE y PP fue de dos diputados en Andalucía. Ahora es de once.