Sociedad

Carlos, el terrorista mediático

Una biografía sobre el venezolano dirigida por Olivier Assayas inaugura la Mostra de Valencia

VALENCIA. Actualizado: Guardar
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Ilich Ramírez Sánchez desapareció a los 22 años. Venezolano de Michelena, cosecha de 1949, estudiante en Moscú y Londres, políglota, de familia rica... Era el prototipo de joven preparado para asumir cualquier responsabilidad en su país. Pero aparcó una vida posiblemente acomodada por abrazar los ideales revolucionarios e izquierdistas que sacudieron al mundo entre los años sesenta y setenta. A los 22 años, pasó a llamarse Carlos y se convirtió en uno de los terroristas, revolucionario para otros, más importante del siglo XX. Olivier Assayas (París, 1955) plasma esta vida clandestina, rodeada entre idealistas y propalestinos de medio mundo en 'Carlos', la película que inauguró ayer la edición 32 de la Mostra de Valencia.

El director francés presentó el año pasado en Cannes una versión de 'Carlos' con un metraje de cinco horas y media. La película causó una gran sensación en el país vecino, por su duración y, sobre todo, por el impresionante papel realizado por Edgar Ramírez, que logra una transformación completa. Esta interpretación le valió al venezolano el César como mejor actor revelación en los últimos premios del cine francés. «Edgar Ramírez hizo hasta terapia para deshacerse del personaje», aseguró el realizador, encantado con el descubrimiento del actor sudamericano.

Los productores de 'Carlos' querían a un actor más conocido para el papel. Se barajaron los nombres de Javier Bardem y de Gael García Bernal. Pero ninguno daba el perfil. «Javier es demasiado mayor y Gael no da el perfil físico», confesó Assayes. No paró hasta encontrar a Ramírez. Cumplía todos los requisitos: es latinoamericano, grande, habla cuatro idiomas y podía interpretar el papel desde 1972, cuando comienza la película, hasta la cuarentena, momento en que es detenido en Sudán por el servicio secreto francés 22 años después. «Además, Edgar tiene una cultura política que hizo que se convirtiese en un colaborador. Contribuyó como uno de los artesanos de la película. Yo dirigía desde fuera y Edgar desde dentro», argumentó.

Los medios

Assayas está convencido de que gran parte de la trascendencia de Carlos se debió a su origen, ya que no era muy normal que en los setenta un venezolano asumiera un papel tan activo por la causa palestina, y, sobre todo, a la repercusión que tuvo en los medios de comunicación. «Hay que distinguir entre la persona real y el personaje, que es casi una creación mediática», indicó el realizador. Carlos saltó a la fama cuando abatió a dos policías franceses. Después reaparecía como número dos en Occidente del movimiento de liberación palestino con el secuestro en Viena de los ministros de los países petroleros de la OPEP. «Los medios lo convirtieron en un personaje novelesco. Puso rostro en Europa a lo que era la agitación izquierdista. Pero en realidad, el personaje de Carlos estaba más vinculado con la prensa que con los movimientos de izquierda», incidió el director de 'Últimos días de agosto, primeros de septiembre'.

'Carlos' toca una época en que los ideales políticos estaban más arraigados que en la época actual y, además, enrocados con la situación de los judíos y los árabes. «Me sentí un poco intimidado porque el proyecto tenía una dificultad enorme al tratar temas de política o espionaje. Cuestiones turbias que ahora son más conocidas pero que suceden en un territorio peligroso como Oriente Medio», explicó Assayas. El realizador está convencido que la película da un cuadro más completo del personaje que las biografías publicadas sobre él, porque se ven todas las caras de Carlos: «Con veinte años era un militante, después fue un agente sirio y acabó como vendedor de armas». Además indicó que Carlos nunca fue un líder palestino, sino «un soldado que ejecutaba acciones que le mandaban otros».

Durante el rodaje, Assayas se dio cuenta de que el largometraje se le iba de las manos. La complejidad de la historia hizo que la película se le fuera hasta las cinco horas y media. «Entonces recurrí a la televisión para la financiación». Decidió hacer dos versiones: una para televisión, con la versión íntegra troceada en tres capítulos y otra más corta, de dos horas y tres cuartos, para beneficiar la distribución comercial de la cinta.