Nucleares y Renovables
Actualizado: GuardarEl accidente de la central de Fukushima ha sido un duro revés para los defensores de las centrales nucleares en este país. Si, antes de este hecho, sólo un puñado de municipios españoles se hubiese atrevido a situar una de esas plantas en su término municipal, ahora, posiblemente, no habría ninguno. De golpe se ha desmoronado el mito de que la energía nuclear era segura y que el accidente de Chernóbil sólo constituía una anécdota desgraciada que no se iba a repetir nunca. Se han llegado a observar partículas radiactivas procedentes del accidente nuclear japonés a miles de kilómetros del lugar del siniestro, y hasta, incluso, aunque mínimamente, han llegado a España. El suceso ha despertado bruscamente la opinión pública mundial que percibe cómo el peligro de las emisiones radiactivas traspasa fronteras y trasciende del ámbito nacional. Por eso, al objeto de preservar la seguridad del planeta, debería plantearse el debate nuclear a escala mundial. No obstante, los intereses del lobby nuclear, seguramente impedirán que esa discusión se haga efectiva y no veremos nunca una resolución de las Naciones Unidas en la que se establezca, aunque sea, una mínima moratoria nuclear a nivel mundial.
En España el peso de la de la energía nuclear, dentro del total de la generación eléctrica nacional va disminuyendo. Desde hace unos años se han paralizado los programas nucleares, se han ido cerrando centrales nucleares y se ha fomentado, erráticamente, la producción de energías verdes. Así, según el informe del Secretario de Estado de la Energía sobre el balance energético de 2.010, por primera vez la producción eléctrica eólica ha superado a la nuclear en este país. Y este aumento del peso en la generación eólica podría haber sido bastante mayor si no se hubiesen tenido que desconectar molinos en momentos puntuales por picos de producción, ante las dificultades técnicas actuales de almacenar energía. Otro motivo, además del ambiental, para el desarrollo de las energías verdes es que genera industria y puestos de trabajo. Técnicamente las empresas españolas están capacitadas para mejorar la eficiencia de estas energías con tecnología propia, frente a la dependencia de una industria nuclear dominada por compañías extranjeras. Si además evitamos residuos radiactivos, la balanza a favor de las energías verdes sería evidente.