Sellada la fuga tóxica de Fukushima
Tras lograr que el agua contaminada deje de verterse al mar, ahora preocupa el riesgo de explosión en el reactor 1
TOKIO. Actualizado: GuardarLos héroes de Fukushima 1 ganaron ayer una batalla, pero no la guerra contra la radiación en la siniestrada central nuclear japonesa. Después de tres días, lograron detener la fuga que venía vertiendo agua altamente radiactiva al mar. Tras dos intentos fallidos en los que utilizaron cemento y hasta serrín con periódicos, los operarios lograron taponar la grieta de 20 centímetros por la que manaba un chorro del reactor número 2.
«No podemos relajarnos solo porque el escape ha parado», se apresuró a calmar los ánimos el portavoz del Gobierno de Tokio, Yukio Edano. «Estamos comprobando si la fuga ha sido controlada totalmente o si hay más grietas», matizó. Todo Japón, y buena parte del mundo, rezan para que no sea así. La contaminación en el océano Pacífico ha alarmado a otros países vecinos, como China y Corea del Sur, y ha hecho cundir el miedo a que la radiactividad afecte al delicioso sushi, el plato estrella de la cocina nipona.
Ahora que la fuga parece contenida, el problema es que en el reactor 1 ha vuelto a aumentar la temperatura y, por consiguiente, la posibilidad de que haya nuevas explosiones de hidrógeno como las que dejaron a la central en ruinas días después del tsunami del pasado 11 de marzo. Para impedirlo, los trabajadores de la central inyectaron nitrógeno para que no haya más estallidos.Pero el principal objetivo sigue siendo devolver la electricidad a la central de Fukushima para poner en marcha sus salas de mandos y conectar de nuevo los sistemas de refrigeración de los reactores. Como algunos de sus núcleos se han calentado hasta fundirse parcialmente, los bomberos y equipos de emergencia lanzan cada día con sus mangueras y cañones miles de litros de agua que, al final, se contamina por la radiación debido a las fugas en los reactores 2 y 3.
Con unos niveles de radiactividad muy peligrosos para la salud humana, 60 millones de litros se han acumulado en los túneles y galerías subterráneas de Fukushima. Para almacenarlos, la empresa que gestiona la planta, Tokyo Electric Power (Tepco), se vio obligada a arrojar al Pacífico los 11,5 millones de litros tóxicos de más bajo nivel que contenían los depósitos de la central. Cuando estén vacíos, allí se bombeará el agua con mayor concentración de isótopos de yodo y cesio. Pero, como esos contenedores no serán suficientes, Tepco incorporará la próxima semana un tanque flotante o un petrolero para almacenar el contenido restante. Después, la cuestión será qué hacer con ella y adónde llevarla. Si se pusieran en marcha los sistemas eléctricos de refrigeración de los reactores, el agua que los enfría volvería a circular y no haría falta seguir inundando la central ni luego evacuar el líquido contaminado.