
Ruiz-Mateos no descarta devolver a los viñistas de Sanlúcar su bodega
Nueva Rumasa aceptaría retrotraer la compra si los administradores concursales que se nombren dan el visto bueno a la operación
JEREZ. Actualizado: GuardarLa bodega Caydsa, bautizada Teresa Rivero cuando en julio de 2009 la familia Ruiz-Mateos se la compró a los 700 socios de la cooperativa Virgen de la Caridad de Sanlúcar, podría volver a manos de estos viñistas a los que la crisis en la que está inmersa Nueva Rumasa ha colocado al borde de la quiebra.
Según han confirmado a este medio fuentes de Nueva Rumasa, la familia Ruiz-Mateos ya ha estudiado diferentes opciones para tratar de solucionar la agónica situación de esta cooperativa -con la que también llegaron a un acuerdo de compra de la cosecha de uva-, entre las que destaca la que han propuesto los propios viticultores y que pasa por devolverles esta bodega.
La información a la que ha tenido acceso este medio apunta que los asesores jurídicos de Nueva Rumasa creen que es posible retrotraer la compra-venta que se firmó hace casi dos años y que la bodega, sus existencias y las marcas (Bajo Guía, Sanluqueña, Cayd, Laureado, Solera 1888, etc.) vuelven a ser controladas y comercializadas por los socios de la cooperativa.
Para ello, habrá que esperar a que la jueza de lo Mercantil de la provincia de Cádiz, Nuria Orellana, declare el concurso voluntario de acreedores que Nueva Rumasa ha solicitado para cuatro de sus bodegas (la mencionada Teresa Rivero, Complejo Bellavista, Zoilo Ruiz-Mateos y Valdivia), así como para la distribuidora de bebidas Unión de Grandes Bodegas. Y según las fuentes consultadas eso podría ocurrir hoy mismo o mañana.
Según las fuentes de Nueva Rumasa, después de que la magistrada dictamine el inicio del proceso de suspensión de pagos, y si los administradores concursales dan el visto bueno, se podría dar marcha atrás y que la bodega vuelva a sus originales propietarios. Del mismo modo, también quedaría anulado el acuerdo de compra de la materia prima de la cooperativa que vinculaba a las dos partes para los próximos 25 años.
En este punto, desde Nueva Rumasa reconocieron ayer que falta por pagar la cosecha de la última campaña, y que hasta el momento solo han ingresado 600.000 euros correspondientes al primer pago de la operación de compra-venta de la bodega, valorada en 12 millones y cuyo pago se fraccionó en 10 años. Por eso, están dispuestos a llegar a un acuerdo que permita a los viñistas «volver a tener una inyección de liquidez» y recuperar un patrimonio de más de 13.000 metros cuadrados de superficie de la bodega y unas 7.500 botas de vino.
Pero también recordaron que durante los últimos años, antes de la crítica situación actual, Nueva Rumasa se comprometió con los 700 viñistas y les compró las cosechas pese a que «no tenía necesidad de existencias, y a precios más altos de los que pagaba el mercado». «Siempre se pensó en dar viabilidad a los productores, cuyo futuro estaba seriamente comprometido hace ya siete años», quisieron recordar ayer desde Nueva Rumasa.
De otro lado, varias decenas de trabajadores del grupo Garvey se encerraron ayer tras la asamblea de la tarde en las instalaciones del Complejo Bellavista como protesta por el impago del salario del mes de marzo y la media paga de este mes, y por la falta de perspectivas de que se vayan a abonar.