Editorial

Las primarias que vienen

La pugna interna no debe perturbar la gestión política y económica del país

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El hecho de que Rodríguez Zapatero haya renunciado a ser candidato a la presidencia del Gobierno debería facilitar su plena dedicación a la tarea que él mismo se ha marcado, el desarrollo de las reformas estructurales en ejecución o en proyecto. Siempre, naturalmente, que el partido del Gobierno no se hunda el 22-M en las municipales y autonómicas. De producirse un fuerte varapalo en las urnas, el Ejecutivo perdería probablemente los apoyos parlamentarios que precisa para concluir con normalidad el cuatrienio, con lo que Zapatero debería convocar elecciones anticipadas. El mecanismo de primarias, que el propio Comité Federal del 28 de mayo activará para designar al candidato a la presidencia del Gobierno, no ha deparado al PSOE buenos resultados en el pasado. Cuando Borrell compitió con Almunia en 1998, el partido estuvo a punto de fracturarse, y la pugna entre Trinidad Jiménez y Tomás Gómez ha producido sensibles fisuras. En consecuencia, habría que evitar que este ejercicio de democracia interna perturbe la gestión política y económica del país, que requiere todas las energías disponibles para consolidar este incipiente despegue de la recuperación que estamos atisbando. Queda la incógnita de si la renuncia de Rodríguez Zapatero pueda provocar un debilitamiento del poder al frente del Gobierno y una falta de firmeza en las graves decisiones políticas todavía pendientes para enderezar el rumbo económico del país. La situación actual exige que el presidente se concentre en recuperar el tiempo perdido y en subsanar errores pasados en la resolución de una crisis que tardó en reconocer y responder. La consolidación de esa posible y todavía muy endeble recuperación económica debe ser el principal objetivo del jefe del Ejecutivo. Una recuperación en la que confía como en agua de mayo el partido socialista para intentar revertir la falta de confianza que reflejan unas encuestas totalmente adversas para su próxima y crucial cita electoral. De ahí que sea de interés de todos que la batalla de las primarias se resuelva con transparencia, pero sobre todo sin luchas intestinas que menoscaben no solo la acción del presidente sino la del propio Gobierno.