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Las alarmas siguen encendidas en la industria
El resultado de la actividad aumentó un 70% en 2010, pero pinchó en la segunda mitad del año
MADRID. Actualizado: GuardarLa actividad de las empresas industriales españolas, que registró una sensible mejora en el conjunto de 2010, fue de más a menos en la segunda mitad del pasado ejercicio, y se encuentra ahora mismo necesitada de impulsos. Sus directivos ya han trasladado este mensaje al Gobierno: la mejora de la competitividad se ha conseguido durante la crisis a costa del empleo, y para consolidar una todavía débil recuperación hace falta mejorar el consumo y reducir los costes.
En 2010, el resultado económico bruto de las empresas que envían sus datos a la Central de Balances del Banco de España registró un fuerte avance del 70%. Pero este crecimiento es consecuencia de comparar las cifras después de tres años de desplome, y también de una trayectoria que se quebró a partir del verano. Si en la primera mitad del ejercicio el valor añadido bruto de estas compañías presentaba un aumento del 24%, en el mes de diciembre ese crecimiento se había atenuado hasta una tasa del 16%. Pero hay que tener en cuenta que en 2008 se había venido abajo un 12,8% y en 2009 otro 23,4% adicional.
La evolución positiva de la actividad se produjo en casi todos los subsectores industriales, con aumentos del valor añadido que han llegado a ser del 47% en el segmento de la transformación del metal y del 27% en la química. La recuperación no alcanzó a la fabricación de productos informáticos y electrónicos, que todavía registró un descenso del 5,7%, mucho menos intenso que la caída del 29% experimentada en 2009.
El principal responsable de la mejora ha sido la reducción de costes en un 1,5%. El empleo industrial volvió a ajustarse el pasado año, en este caso en un 3,2%, que se añade a la reducción de plantillas del 6,7% registrada en 2009. Como es habitual en este sector, las remuneraciones medias no descendieron, sino que registraron un avance del 1,7%.
La fuerte recuperación del resultado económico bruto, que es el indicador más representativo de la actividad, porque no incluye las operaciones atípicas -ventas de activos, desinversiones en otras sociedades, plusvalías- permitió a las empresas conseguir importantes mejoras de rentabilidad.
El conjunto de las compañías industriales pudo absorber el incremento del coste de la financiación, que ya en 2010 se encareció en tres décimas, hasta una tasa media del 4%. De este modo, la diferencia entre rentabilidad y gastos financieros volvió a ser positiva, aunque tan solo en dos décimas, frente al valor negativo de 1,2 puntos del ejercicio anterior.
El año pasado se cerró en positivo, pero la trayectoria de la actividad, que fue claramente de más a menos, es motivo de fuente inquietud para las empresas industriales. El informe sobre ventas, empleo y salarios que elabora la Agencia Tributario confirma el perfil de tendencia descendente del pasado ejercicio.
Las ventas totales del sector industrial -excluida la energía y el agua- crecieron a ritmos interanuales del 8,6% en el primer trimestre y del 4,5% en el segundo. Quedaron prácticamente planas en el tercero -el incremento fue del 0,6%- y registraron un descenso del 1,5% en el cuarto. Al repunte de enero de este año ha sucedido un más que flojo mes de febrero, pero todavía es pronto para conocer la tendencia.
Peticiones empresariales
En el encuentro que los gestores de las cuarenta principales compañías españolas mantuvieron con el presidente del Gobierno el pasado 26 de marzo, las peticiones de continuidad de las políticas de ajuste y reforma oscurecieron las demandas de carácter mucho más práctico formuladas por otros empresarios. Que José Luis Rodríguez Zapatero no se distrajera con el debate sucesorio ni convocara elecciones anticipadas fue una opinión generalizada entre los presentes. La voz de los dirigentes de la industria abordó, sobre todo, la búsqueda de soluciones para unos problemas concretos que amenazan un proceso de recuperación todavía muy débil y zigzagueante.
Sus propuestas incidieron en la creación de un marco propicio para la actividad industrial, y en el aprovechamiento de las capacidades y la tecnología interior para reactivar a las empresas auxiliares. Se trata de trasladar aguas abajo' el potencial de las grandes compañías, y a ellas les corresponde asumir compromisos para el desarrollo de las de mediano y pequeño tamaño.
José María Aldecoa, presidente del grupo Mondragón; Francisco García Sanz, de Anfac; Gonzalo Urquijo, de Arcelor Mittal, o Rafael Naranjo, presidente de Acerinox, entre otros, hablaron en representación de la industria.
La recuperación sectorial pasa por un mejor acceso a la financiación, la flexibilización en las condiciones laborales y un coste de la energía predecible. Por eso reclamaron la culminación de la reestructuración de las cajas de ahorro, y políticas decididas de consolidación presupuestaria, para evitar que nuevos episodios de la crisis de la deuda entorpezcan la financiación.
También aludieron al proceso de negociación colectiva y a la conveniencia de que puedan adecuarse las fórmulas de ajuste a la actividad de cada empresa sin necesidad de recurrir al despido. Y las consumidoras intensivas de electricidad plantearon al Gobiernosocialista una política energética que les permita contratar la electricidad a precios comparables con los que pagan sus principales competidores internacionales.