CARTAS A LA DIRECTORA

Ave fénix, ave María

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Si la memoria no me falla, y son ya 45 primaveras, en 4º de EGB; el curso del Carpintero ya te llamábamos Pájaro. Aunque a todos nos duele la cabeza de las tizas del señor Carpintero y conocemos la capacidad de modelación de la madera de los pájaros carpinteros (mas adelante hablaremos de la ebanistería) el sobrenombre tiene poco que ver con estas casualidades y mucho con una cariñosa herencia familiar. Efectivamente, tu Madre ya me comentó en cierta ocasión, «Valentín; todos mis hijos son pájaros, Alfonso, Jaime, Rocío. Hasta Miguel, el más pequeño de mis once polluelos, pero Gonzalo es el Pájaro Loco». Y tan loco que apenas entré en su habitación nº 'PI', pió presentándome del siguiente modo: Es Valentín, mi sino y destino, comenzó conmigo en parvulitos San Juan Bautista y terminamos juntos en la hoy Escuela Politécnica Superior de Ingeniería... No pude evitar mirar la cama que al otro lado de la habitación permanecía quieta y acogedora. Invitaba al reposo.En un instante me pareció escuchar: ¡ estoy aquí para servirte! . A tu lado, un buen amigo te arrimaba la prensa deportiva mientras susurraba: «Gonzalo, relájate. Cambia de equipo». ¡ Y de partido!, apuntamos rápidamente más de uno.

Cuentan que en tu corto camino hacia PI se cruzó un ángel, de los que tienen alas y ponen, como los nuevos anuncios de la TV pero más español: un ángel Martínez. Y que cuando la viste piaste exclamando: «Ave, Caesar, morituri te salutant». Y que tras unos instantes (túnel arriba, túnel abajo ) volviste, revoloteando, remontando el vuelo: el vuelo del Fénix. ¡ Ave César! ¡ Ave fénix!.

Eso sí, parece ser que mientras este gladiador abandonaba la arena de la UCI y remontaba el vuelo fue ferozmente anillado, como las palomas mensajeras. Pero en el motor de arranque. ¿Puede alguien ayudarme a comprender por qué a los anillos les llama 'muelles'?. Afortunadamente he podido posponer en esta ocasión mi compromiso personal de asistencia a cualquier misa réquiem del 65. ¡ Ave fénix! ¡Ave María!. Tu colaboración es quizás más generosa, además de no asistir a tu propia despedida has firmado renuncia a ciertos eventos de importancia menor. Por ejemplo, el circuito (dice El Ogro que tu no estás para los cien escalones de la torre, ni para el Tío Pepe, los chicharrones con manteca... El cigarrito ni nombrarlo. En fin, no es para tanto, ¡te ha dejado el conejo!, que además sabemos que forma parte de la dieta mediterránea y de la del halcón. ¡No logro imaginar un halcón comiendo plátano! Un último consejo: Reserva fuerzas para saltar a la Arena del Real. Allí te estaremos esperando, ¡Este año tienes premio!.

Verás, he pedido al ebanista del seguro (parece que va a sobrar la madera de la caja) que talle una cuchara de palo de especiales dimensiones. El significado del premio es de sobra conocido. También brindaré con los Gladiadores del 65, y con ganas con Pili, tu ángel de la guarda. Y no me olvido de Inma, el ángel Martínez. También te espero en Feria, que por mucho que pongan las alas y la cofia, a mí, lo que me pone es verte entre lunares. ¡Ave César! ¡Ave María!.