ESPAÑA

EL MISTERIO COMO FUENTE DE AUTORIDAD

El líder socialista ha optado por un modelo sucesorio 'zapateril' y 'buenista'

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El ex primer ministro francés Edouard Balladur es de los que piensan que todo político ha de preparar su abandono del poder en el instante mismo en que lo alcanza. En su opinión, debe escoger el momento y las condiciones de su salida en solitario. Tanto Aznar como Zapatero han seguido las pautas que señala en su libro 'Maquiavelo en democracia' el que fuera ministro de Jacques Chirac. Quizá sin saberlo, hicieron suyas las ventajas de mantener en secreto este proceso de reflexión personal porque -según Balladur- «no descubrirse a nadie, conservar el misterio y la imprevisibilidad es la fuente de autoridad». La usura con la que administraron los detalles de su relevo es casi el único punto en común que han tenido las sucesiones de ambos. Es cierto que Aznar también justificaba su decisión por el bien de España y Zapatero explicó ayer que consideraba su renuncia a la reelección «lo más conveniente para el país». A partir de ahí, todo es diametralmente diferente.

El PSOE se quedó huérfano de líder y candidato en el mismo instante de conocerse la decisión de Zapatero en el Comité Federal. El PP todavía trata de desembarazarse de la influencia del expresidente, cuando ya han pasado siete años de su relevo. Aznar tuteló el cambio en solitario, hasta el punto de elegir el sucesor a su antojo en una terna también por él seleccionada. Zapatero ha dejado al PSOE a su libre albedrío para que gestione la situación como le venga en gana. Solo le ha pedido que respete su marchamo de democracia interna y no tenga vértigo a las primarias.

Aznar eligió a Rajoy porque le pareció el más maleable y porque nunca demostró esa ambición de poder que se le supone a todo líder político. El expresidente quería un guardián de las esencias de su proyecto político, un dirigente pacificador y con condiciones para garantizar la continuidad de su legado. Casi nada.

El dirigente socialista ha optado finalmente por un modelo sucesorio 'zapateril' y 'buenista'. No anunció su decisión en una emisora de radio -como hizo Aznar en 1994- sino en Madrid ante el Comité Federal del PSOE. No se permitió el plazo de una legislatura para gobernar con manos libres sin el condicionante de las elecciones. Se entregó al sacrificio de asumir la culpa de las dolorosas reformas, como víctima propiciatoria. Intenta así liberar del castigo a su partido. A cambio, le ha dejado en herencia la disputa sucesoria.