El 'canal seco' de Colombia
China propone al país sudamericano la creación de una nueva conexión ferroviaria entre el Atlántico y el Pacífico, como alternativa al canal de Panamá
Actualizado: GuardarAl Gran Dragón el mundo cada vez se le queda más pequeño. Necesita crecer a toda costa, y no quiere hacerlo por el camino convencional. Busca crear un nuevo sistema, exclusivo, en el que su hegemonía se sienta incluso en las infraestructuras que se encuentran fuera de sus fronteras. Para ello, un ejército de trabajadores ha colonizado ya partes de África y Asia. De hecho, en los últimos dos años, China ha prestado más dinero a los países en vías de desarrollo que el mismísimo Banco Mundial, y se ha consolidado como uno de los principales constructores en suelo ajeno. Ahora le toca el turno a Latinoamérica.
La ofensiva china incluye, entre otros proyectos que todavía no han trascendido, la construcción de un 'canal seco' que una los océanos Pacífico y Atlántico y sirva de alternativa al de Panamá, que ya tiene 97 años y sufre un embotellamiento crónico. Por él transitan entre 13.000 y 14.000 barcos anuales, un 5% del comercio mundial.
Para conseguir su objetivo, el Partido Comunista, haciendo gala de su particular sentido del humor, quiere llevar a cabo esta insigne obra en territorio aliado de Estados Unidos: Colombia. Según el plan, hecho público en una entrevista que el presidente latinoamericano, Juan Manuel Santos, concedió al rotativo 'Financial Times', una nueva línea ferroviaria permitiría la conexión entre Cartagena, un importante centro económico del país, y el puerto de Buenaventura, que se encuentra a la distancia más corta de Shanghai, la infraestructura portuaria más importante del mundo. Por el nuevo enlace podrían circular hasta 40 millones de toneladas de mercancías. Más rápido que por el canal de Panamá, pero también más costoso.
El plan contempla añadir unos 220 kilómetros de vía a la red del país, para lo que es necesario realizar un desembolso de 5.900 millones de euros, que podría aportar el Banco Chino para el Desarrollo (CDB). «Es una propuesta real, y está muy avanzada», declaró Santos al diario estadounidense. «Los chinos han realizado estudios sobre el costo del transporte por tonelada, el de la inversión, y todo encaja».
La puerta a Sudamérica
Sin duda, el proyecto convertiría a Colombia en un socio preferencial de China, quizá incluso en su puerta a Sudamérica, y supondría para el país una importante inyección económica, aunque todo apunta a que la línea estaría gestionada por el Grupo Ferroviario Chino. Además, el interés del gigante asiático puede servir de medida de presión para que el Congreso de Estados Unidos ratifique el tratado de libre comercio que la primera potencia mundial firmó con Colombia hace cuatro años y evite que China se haga con la supremacía comercial de su aliado.
Por su parte, el Gran Dragón tendría acceso rápido y cómodo a las materias primas del continente, sobre todo al carbón colombiano que tanto necesita la industria china y que tendría prioridad en la línea, y facilidades para introducir sus productos manufacturados en uno de los principales mercados prospectivos de China. No en vano, el comercio bilateral con Colombia se ha multiplicado por 500 en las últimas tres décadas y acaricia ya los 4.000 millones de euros que le convierten en el segundo socio comercial del país que dirige Santos.
Esta relación es un buen ejemplo de lo que China busca en América. Materias primas y acceso al mercado local. Dinero. Lógicamente, a los dirigentes de Pekín no les duele estrechar la mano de dictadores como Fidel Castro, a cuyo régimen presionan para que se abra al capitalismo como lo han hecho ellos, o la de controvertidos líderes como Hugo Chávez, a quien proveen de juguetes militares a cambio de petróleo. El país de Mao ha llegado incluso a financiar gran parte de los 200 millones de euros que costó el lanzamiento del primer 'satélite socialista', el Simón Bolívar venezolano.
Sin duda, ningún otro país ha logrado hitos de tal magnitud en tan poco tiempo. Este año se cumple una década desde que Pekín ingresó en la Organización Mundial del Comercio, y lo hace batiendo récords y adelantándose a las previsiones. Tendría que haber cerrado 2010 alcanzando los 100.000 millones de dólares de comercio bilateral con Latinoamérica, pero ese objetivo se superó dos años antes.
Pero aunque América Latina recibe con esperanza las inversiones chinas, la balanza de los beneficios está excesivamente escorada hacia Oriente, y el superávit del Gran Dragón sigue siendo muy abultado. El caso de México lo deja bien claro: por cada euro que exporta a China, el país norteamericano importa casi treinta. Es un hecho que resucita en el Nuevo Continente el fantasma del colonialismo, con la diferencia de que China no necesita disparar una sola bala para conquistar un territorio. Lo hace con sus cantos de sirena en forma de ayudas al desarrollo, condonación de deuda o construcción de infraestructuras como la del 'canal seco' de Colombia. El siguiente paso que los líderes comunistas tienen en mente quizá no sea acogido con tanto entusiasmo: la construcción del tren de alta velocidad en Estados Unidos.