Cine con boquerones
Fernando Tejero, los avatares de una estrella y su perro 'Woody' en el Festival de Málaga
Actualizado: GuardarUn tipo desgarbado y con barba se paseaba el domingo por el Parque de Málaga en compañía de un pequeño perro de pelo blanco. Todo bastante normal si no fuera porque eran las cuatro de la mañana y el tipo se llama Fernando Tejero, que trataba de calmar los nervios dando una vuelta con 'Woody'. El largo paseo empezó a surtir efecto y Fernando y 'Woody', la mascota con la que siempre viaja, enfilaron hacia la habitación del hotel Málaga Palacio, un cuatro estrellas en pleno centro de la ciudad. Metido en el sobre, acomodó la cabeza en la almohada y esperó a que Morfeo hiciera su trabajo. Nada. Se sumergió entonces en las páginas de las 'Travesuras de la niña mala', de Mario Vargas Llosa y bingo, se quedó roque. El despertador sonó unos minutos antes de las nueve de la mañana. Cuatro horas de sueño y no porque hubiese quemado la noche en la fiesta de inauguración del Festival de Cine de Málaga. Ni siquiera la pisó. El 'jet lag' le traía loco. Cuatro semanas seguidas con Álex de la Iglesia rodando ¡de noche! en Cartagena 'La chispa de la vida' le han alterado los biorritmos. Y a eso se le unían los nervios de presentar sus últimos trabajos en la cita malagueña, la única dedicada íntegramente al cine español.
«He venido a por todas, a por la Biznaga» -así se llama el premio del festival que tiene la forma de esta flor típica malagueña-. Fernando Tejero (Córdoba, 1967) se ha despertado de muy buen humor. Se despliega ante sí una imponente bandeja de desayuno con fresas y todo tipo de bollería, pero solo da cuenta de un zumo de naranja y un cola cao. Tejero hojea la prensa mientras mordisquea un minicroissant. Pese a ser un veterano del certamen, las mariposas le han cerrado el estómago y anda más pendiente de que 'Woody' saboree su pienso que de almacenar fuerzas para el frenético domingo que le viene encima. Quiere buscarle un compañero a su Goya ('Días de fútbol') y juega con algo de ventaja: protagoniza dos de las once películas a concurso en la sección oficial del festival. El antiguo pescadero (de eso comía en Córdoba antes de estudiar teatro en Madrid) y admirador de la poesía de Neruda irradia orgullo y habla con entusiasmo de sus papeles, uno de ellos no exento de sorpresa al mostrar a un Tejero dramático que dará mucho que hablar.
Otra cosa es lo que digan tras examinarlo con lupa los 'jueces' Vicente Aranda, Silvia Abascal, Ana Álvarez, Carlos Bardem, Verónica Forqué, Gustavo Martín Garzo y Daniel Sánchez Arévalo. Pero aún faltan muchas horas para la noche, cuando jurado y público vean por primera vez 'Cinco metros cuadrados' en el Teatro Cervantes. El día acaba de arrancar y Tejero se enfunda ropa cómoda y deportivas para lidiar con las 22 entrevistas que tiene por delante.
10.30 horas. Primera parada: le espera el cámara de televisión de un programa de cine en la azotea del hotel. Desde allí se divisa una espectacular vista de Málaga. Unos minutos más tarde llega Malena Alterio, su 'partenaire' en la película de Max Lemcke. Ya no se separarán hasta bien entrada la madrugada. Vuelven a ser 'pareja de hecho' artística, pero a años luz de sus personajes de 'Aquí no hay quien viva'. Por eso Malena y Fernando empiezan a avisar: «No es una película cómica», una coletilla que repetirán sin descanso.
«La cosa va rápida», comenta el actor a su representante. Tras el primer asalto, Tejero se toma unos minutos de descanso antes de seguir con el planning. Pero de repente se acuerda de 'Woody' y sale corriendo hacia el ascensor. «Voy a darle un paseo que el día es muy largo», sonríe mientras se retoca tras el vendaval que lo ha despeinado en la terraza.
Fans las 24 horas
Con 'Woody' recorre la lavandería y aparece por el párking del hotel. No hace falta ni preguntarle por qué no sale por la puerta principal. El griterío se convierte estos días en la banda sonora que se escucha en cualquiera de las plantas del hotel. Cientos de fans, la mayoría 'boquerones' -como se conoce cariñosamente a los malagueños- hacen guardia día y noche frente a la recepción con la única recompensa de ver a sus ídolos desfilando ante ellos. Más revuelo que las visitas del Barça o el Madrid. «Sus madres hasta les traen bocadillos para que no pierdan el sitio y da igual que sean las seis de la mañana; siempre hay gente esperando», cuenta Jorge González, director del establecimiento. Al llegar estas fechas el hotel triplica su seguridad convirtiéndose en un búnker. Dos patrullas de la Policía Local se encargan de controlar la horda de chicas enfervorecidas que no paran de corear el nombre de Mario Casas, el ídolo de masas que eclipsa al resto. Muchas intentan colarse sin éxito con excusas de todo pelaje. Ya van 14 años y el establecimiento cuelga siempre el cartel de 'no hay habitaciones'. De hecho, nada más conocerse las fechas definitivas hay una avalancha de reservas a través de la web, en especial de jovencitas a las que sus padres les dan el caprichito de pagarles una habitación para ver si con suerte se encuentran en el desayuno con Hugo Silva, en la piscina con Luis Fernández (alias 'El Culebra' en 'Los Protegidos') o en el pasillo con Paco Léon... o con Fernando Tejero, que en este instante pasea tranquilamente a su perro sin que las fans deseosas de un autógrafo reparen aún en él. Eso sí, siempre que va sin el can utiliza la puerta principal para hacer felices a sus seguidores. «Yo ya pasé el tiempo de acoso tras 'Aquí no hay quien viva'. Ahora se han puesto de moda los niños guapos y hemos pasado a un segundo plano», argumenta antes de alcanzar uno de los veinte coches de alta gama que se encargan del traslado de los famosos y de los que se ocupan 40 conductores a disposición de los actores y actrices casi las 24 horas del día.
Hasta lograr sentarse junto a la ventanilla, Fernando ha firmado catorce autógrafos y se ha hecho nueve fotos. La publicación para cinéfilos 'Hollywood Reporter' lo ha resumido muy bien: «La verdadera medida del Festival de Málaga es el frenesí de apoyo local y entusiasmo que no solo mantiene a la ciudad como una pieza fundamental para mostrar la cosecha cinematográfica española, sino que también refuerza el glamour de los 'sex symbols' que genera la televisión». Incluso Carlos Bardem alucina con esta locura pese a que hace unas semanas vivió de primera mano los Oscar.
10.30 horas. Mientras la prensa comienza a ver la película, Fernando sigue con una entrevista tras otra ya en el Teatro Cervantes, sede central del festival y donde llevan varios años inmortalizadas sus manos en una especie de 'hall of fame' de lo más curioso. En la puerta más gritos suplicándole que se acerque al centenar de personas que desde las ocho de la mañana reservan su sitio para el paseíllo de famosos que no empezará hasta las ocho y media de la tarde. Entre una y otra televisión, toca 'photocall' oficial de 'Cinco metros cuadrados' y una multitudinaria rueda de prensa ante buena parte de los más de mil periodistas acreditados.
14.00 horas. La sala presenta un lleno total y la crítica avanza su veredicto. Es bueno. Media hora de preguntas y a volver a ocuparse de las radios y periódicos sin llevarse un trozo de pan a la boca. Unos sorbos de agua y a seguir charlando de las estafas inmobiliarias, tema central de la cinta. «Estoy acostumbrado y tampoco ahora me entra mucha comida», resalta a la espera de conocer a su próximo entrevistador.
17.00 horas. La comida llega casi a la hora de la merienda. Pero entre bocado y bocado a una ensalada de primero y carne en salsa de segundo, contesta un videochat en directo con el que finiquita a la prensa... por hoy. Ha recuperado su 'iphone' y consulta las primeras críticas. Su sonrisa lo dice todo. «Elegí esta profesión porque es un no parar, una vorágine a la que estoy enganchado», resume el actor.
18.00 horas. 'Woody' reclama su tiempo correteando entre 'celebrities' como Adriana Ugarte y Hugo Silva. De nuevo un paseo despistando a las fans por el párking y una siesta rápida antes de lucir los tiros largos por la alfombra roja. Y Tejero lo tiene claro: un sueñecito reparador mejor que los fisioterapeutas en prácticas que pone el certamen para ayudarles a liberar la tensión acumulada en el día. Un servicio para los invitados que continúa pese a que el presupuesto este año alcance 2,1 millones de euros, la mitad que hace cuatro años. Algo así como el 50% de lo que costó 'Que se mueran los feos', una de las grandes triunfadoras el año pasado.
Tejero ayuda a reducir costes. La chapa y pintura se la hace él mismo. «Tengo poco arreglo», detalla entre risas retocándose el flequillo en su baño. Y eso que tiene a su disposición en la planta baja del hotel ocho peluqueros y cinco maquilladoras de L'Oréal desde las ocho y media de la mañana hasta las siete de la tarde.
21.15 horas. Llega el gran momento. Con su impecable traje de chaqueta sin corbata, al pisar la alfombra roja miles de personas corean su nombre. Más autógrafos, fotos y autofotos. Los nervios regresan al pisar las tablas del Cervantes y dar paso a la película. Desde un palco privilegiado, Fernando no pestañea testando la reacción del público. 93 minutos intensos que se rompen con el teatro en pie aplaudiendo sin descanso. Ahora ya puede cenar tranquilo... con los fans coreando su nombre desde la puerta del restaurante. La relajación le durará poco. El jueves volverá a sonar el despertador a las nueve. Toca el turno a su otra peli, 'En fuera de juego'.