SOMOS DOSCIENTOS MIL

LA CONCESIONARIA DE PIM Y POM

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No tengo claro si la culpa es del propio Ayuntamiento -una vez más- o si, por el contrario, esta vez recae sobre la reciente empresa concesionaria de los autobuses urbanos de nuestra ciudad, la compañía «Urbanos Amarillos», y por Dios que nadie la confunda con Los Amarillos de siempre, pues desde la empresa se reitera una y otra vez que nada tienen que ver entre sí ambas compañías, a pesar de que escudriñando un poco por aquí, otro poco por allá, es fácil comprobar que las dos pertenecen al mismo grupo empresarial.

Pero, como digo, no sé de quién será la culpa, mas lo cierto es que, desde mañana lunes, de nuevo los trabajadores de los autobuses urbanos de Jerez iniciarán una huelga que se prolongará hasta el 15 de abril, en protesta por los impagos de la nómina. La empresa sigue a estas alturas sin ingresar la nómina de febrero, situación que se complicará esta semana que comienza, pues en la misma se devenga la nómina de marzo que, presumiblemente, tampoco será pagada. Y, como una vieja cantinela que se repite en el tiempo en nuestra ciudad, la empresa culpa de los impagos al Ayuntamiento ya que, como le ocurre a otras concesionarias, no recibe las cantidades pactadas con el municipio por la prestación del servicio. El propio comité de empresa criticaba que el Ayuntamiento jerezano «no haya cumplido» con los pagos a la concesionaria comprometidos para «antes del viernes», precisamente para que ésta pudiera ingresarles la nómina.

Aún recordarán todos ustedes cuando, el pasado octubre, la alcaldesa anunció a bombo y platillo la solución al problema del transporte urbano en Jerez con la llegada de esta nueva empresa, que ese mismo mes se hacía cargo de la concesión de forma provisional, la cual pasó a ser definitiva en enero.

Ya desde el primer momento algo olía mal: no llevaban ni un mes prestando el servicio cuando la propia empresa, así como la plantilla, comenzaron a emitir idénticos lamentos a los que se escuchaban cuando Cojetusa llevaba el transporte urbano: que si el ayuntamiento no paga; que si la situación es insostenible; que si patatín; que si patatán; y eso que en el acto de presentación, Urbanos Amarillos anunció la inmediata incorporación de 32 nuevos vehículos, para los que incluso ya se había diseñado una nueva imagen corporativa a base de los colores de la ciudad, azul y blanco.

Como digo, ni autobuses nuevos, ni uniformes para la plantilla -que sigue conduciendo de particular-, ni nuevas rutas, ni nada de nada. Por no invertir, ni siquiera han cambiado la pagina web de los autobuses urbanos de Jerez, que es la misma de Cojetusa cambiado el logo de la empresa, y en la que observo obscenidades tales, como que el apartado de novedades está vacío; que el de noticias finalizó con el servicio especial al cementerio del pasado mes de noviembre, o que el dedicado a la historia de la nueva empresa, es un texto en latín (únicamente identificable por diseñadores de páginas web) que la verdad no hay por donde coger, y del que les transcribo su primera frase: 'Lorem ipsum dolor sit amet' (para evitar susceptibilidades, demandas u otros, el enlace para acceder es: http://www.urbanosamarillosjerez.com/historia.asp y, por si acaso, guardo una copia impresa del citado texto, que a disposición de ustedes pongo desde este mismo momento).

Viendo todo ello, y recordando que no es la primera vez que los autobuses urbanos van a la huelga en los últimos meses, con los graves perjuicios que ello causa en una ciudad por la que pululamos más de doscientas doce mil criaturas, uno debe preguntarse si es que el ayuntamiento otorgó la concesión al primero que pasó por allí y se tragó las mentiras sobre puntualidad en los pagos, que seguramente le transmitieron desde el consistorio, o si es que la empresa es una concesionaria de juguete que este cronista identifica como la de 'los pim y pom'. Lo cierto es que la cuarta urbe de Andalucía tiene un transporte urbano de juzgado de guardia, con autobuses con matrícula de Cádiz, letras AX (en servicio desde 1995) y al parecer, a nadie parece que se le caiga la cara de vergüenza.