EL RAYO VERDE

PLAN TURÍSTICO: HORA CERO

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El Bicentenario de las Cortes será poco más que una feria de pueblo sin la pata turística. Suena fuerte, pero es así: si algo puede razonablemente esperar Cádiz del Doce es que divulgue la imagen de la ciudad, le proporcione una «percha» de la que colgar una invitación singular para venir a conocer una capital llena de atractivos pero por descubrir, que además necesita de manera perentoria desarrollar el sector para garantizarse una fuente de ingresos que no va a poder encontrar en demasiados nichos de mercado.

Del desarrollo turístico es de donde pueden llegar los principales réditos de la gran operación que conlleva la efeméride, pero parece que hemos permanecido, una vez más, ajenos a ello, centrados en infraestructuras o en grandes programaciones, como si los «guiris» fueran a venir solos. Este desapego a la potencia de la ciudad nos distingue, a pesar de que se nos llena la boca de piropos en Carnavales. Hasta que ahora, a un año escaso del inicio, resulta que salta la chispa entre las administraciones local y autonómica. El Ayuntamiento denuncia que el plan aún no se ha aprobado y tiene razón: no lo está. Parece que la Junta quería asegurarse un acto de firma al máximo nivel y la puesta en marcha se aplazó. Tremendo.

También es cierto que el Ayuntamiento de Cádiz no se ha distinguido por su planeamiento turístico, que hasta el tan cacareado Plan Medet no existía y ahora incluso el sector duda que de verdad se haya puesto en marcha. La Junta le reprocha que no tenga el dinero que debe poner para el plan, un millón de euros, dada la falta de liquidez de las arcas municipales. La dotación económica del plan también se antoja escuálida: tres «kilos» a aportar por España, Andalucía y Cádiz en respectivos 33%, cuando en un principio se habló de siete millones de euros.

Pero no es la hora de confrontar, sino de trabajar unidos y aunque los recelos entre administraciones y entre filiaciones políticas son difíciles de contener, la polémica de estos días atrás ha sido útil para impulsar la puesta en marcha del plan y para que éste, dada la falta de tiempo, se centre en promocionar la imagen de la ciudad y no se distraiga en cuestiones colaterales. Esta obsesión por llegar a los puntos de origen para atraer visitantes distingue el trabajo del consejero Alonso, que viene enfocando su política hacia la eficacia en la búsqueda más directa, como se vio en el acuerdo con Tui.

Con todo, la ciudad debe entender que el plan de promoción no lo es todo yque ha de poner el turismo en el centro de sus objetivos: de adecuación de la hostelería, donde parece que el plan de la Junta no ha dado resultado; de creación de plazas hoteleras, en el que se ha registrado el sonoro fracaso de Valcárcel; de limpieza de la ciudad y de sus playas, a las que bajo ningún concepto pueden hacerse vertidos; de puesta a punto de sus atractivos, desde iglesias y museos hasta lugares singulares de todo tipo; de cuidado del propio ambiente de la ciudad y de eficacia de sus servicios (con los taxis y transportes en lugar destacado) para que el turista venga y vuelva. Sólo así el Doce será eficaz en 2013 y más adelante.