Residuos y despilfarro
Actualizado: GuardarEn estos días en los que el Gobierno ha adoptado medidas provisionales de ahorro energético tan controvertidas como el límite de velocidad a 110 km a la hora, ha pasado desapercibida una normativa que sí tendrá repercusión a largo plazo en el consumo de energía de este país. Precisamente, el 11 de marzo se ha publicado el proyecto de ley de residuos y suelos contaminados, para su tramitación por las Cortes. Si nuestros políticos quieren evitar realmente el despilfarro consumista actual, basado en la cultura de usar y tirar, tendrán que aplicarse y reformar su articulado en la tramitación parlamentaria. Se puede desaprovechar la oportunidad de implantar algo parecido al denominado sistema 'de devolución, depósito y retorno' que se emplea tan exitosamente en Alemania o Austria, para algunos envases. Así, si alguien compra, por ejemplo, una cerveza, el distribuidor alemán le cobra el envase al cliente, separadamente del producto, y cuando el consumidor lo devuelve se le abona lo cobrado previamente. Luego, estos envases se depositan en los almacenes del supermercado, híper, etc. hasta que son recogidos por los fabricantes, que son los responsables directos de su reutilización.
Pero nuestro Gobierno prefiere no aplicar el principio de que el que contamina paga, aunque aparentemente lo formule la futura ley en su artículo 10; quizás, para no enfrentarse a las distribuidoras, prefiere privar de beneficios a los consumidores que reciclan. Si todo el que recicla obtuviera un aprovechamiento tan tangible como es que le devuelvan el dinero que ya ha pagado previamente por el envase, el nivel de reutilización sería impresionante y se ahorrarían un montón de toneladas de petróleo. También, con esa medida, se adoptaría efectivamente el principio mencionado anteriormente, pues el que no recicla no obtiene ningún rédito del reciclaje ajeno y de alguna manera está pagando la contaminación provocada por su insolidaridad. Actualmente, los españoles envían a esos contenedores de vidrio en forma de iglú un poco más de 15 kilos de media al año, para que sean reciclados. Esto genera un elevado gasto energético, pues aparte de incrementar desplazamientos, también el proceso de transformación es bastante costoso. ¿No sería mejor reutilizar que tirar para reciclar? En definitiva, se trataría de retomar una práctica abandonada y que muchos españoles recuerdan.