Mark Webber, durante una entrevista realizada ayer en Melbourne tras un acto promocional. :: REUTERS
Deportes/Motor

Melbourne nunca defrauda

El circuito de Albert Park ha sido la sede de algunos de los debuts en Fórmula Uno más memorables de los últimos tiempos Figuras de la talla de Alonso o Hamilton iniciaron su andadura en Australia

MADRID. Actualizado: Guardar
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Debido a la forzosa e inesperada cancelación -de momento, sin fecha de regreso- del Gran Premio de Bahréin, la temporada de Fórmula Uno se iniciará, de nuevo, en el ya veterano circuito Albert Park de Melbourne. Desde 1996, este trazado semi-urbano alberga el Gran Premio de Australia en sustitución del circuito, este sí, puramente urbano de Adelaida.

Melbourne ha sido la sede de algunos de los debuts en Fórmula Uno más memorables de la historia reciente. Aunque para los españoles la edición de 2001 pasó a los anales por ser el Gran Premio en el que comenzó su andadura Fernando Alonso en la máxima categoría del automovilismo mundial, otros grandes campeones dejaron actuaciones para enmarcar y que todo gran aficionado a la F-1 recordará, con sensaciones agridulces. Aquella carrera, por desgracia, también pasó a la historia por el trágico accidente que le costó la vida al comisario Graham Beveridge, cuando una rueda del BAR Honda de Villeneuve, fruto de su accidente con Ralf Schumacher, le cayó encima.

Pocos olvidan el Gran Premio de 1996, la primera vez que se corrió en este circuito una prueba del Mundial de Fórmula Uno. Un joven Jacques Villeneuve, hijo del malogrado Gilles, llegaba con todo el boato digno del heredero de una leyenda que, sin embargo, no llegó a ser campeón del mundo. A los mandos de su Williams Renault, el canadiense dejó a todos con la boca abierta al lograr la 'pole position' del sábado. Una fuga de aceite le privó de la victoria, cuando iba sobradamente en cabeza de carrera, y se tuvo que conformar con el segundo puesto, detrás de su compañero -y a la postre campeón de ese año- Damon Hill.

Más cercano es otro debut sonado, el de Lewis Hamilton en la polémica e inolvidable temporada 2007. El inglés, que levanta tantas pasiones como odios en función del grado de 'alonsismo' que se tenga, partió en esa prueba desde la cuarta plaza, pero en cuanto llegó a la curva en honor al héroe local Alan Jones, la primera del circuito a derechas, ya había adelantado a Fernando Alonso, casi como un preludio de lo que iba a ser ese año. Acabó tercero, por detrás del bicampeón español y del que les levantaría el título a ambos en la última prueba, Kimi Raikkönen.

Aunque no llegó a los puestos de honor, la primera carrera en Fórmula Uno del que, a día de hoy, es el ídolo de las masas 'aussies', Mark Webber, también es recordada. En 2002, su monoplaza poco o nada tenía que ver con el imparable Red Bull que pilota ahora mismo, sino que llevaba un tosco Minardi. Con una heroica actuación, saliendo desde la 18ª plaza de la parrilla, acabó quinto. Pocos olvidarán cómo frenó curva tras curva a un impotente Mika Salo, que a punto estuvo de estrellar su Toyota en varias ocasiones para adelantarle.

Será Mark Webber el que atraiga todas las miradas este fin de semana, al menos del público que abarrote las gradas. Su lucha contra el vigente campeón comienza en esta carrera, ante su gente y con la motivación al límite.

El héroe local

Aunque su futuro, cada minuto que pasa, parece más alejado de la escudería de las bebidas energéticas, quiere comenzar a fraguar desde ya su candidatura para arrebatarle el título a Sebastian Vettel. Su mensaje a la radio del equipo tras ganar el Gran Premio de Gran Bretaña del año pasado, «not bad for a numer two driver» («no está mal para un piloto segundón», podríamos traducir) aún resuena en sus oídos como estímulo.

5,303 kilómetros, 16 curvas (seis de izquierdas y diez de derechas), tres puntos de adelantamiento óptimo (curvas 1, 3 y 15), más el factor del DSR (alerón móvil) que en teoría debería facilitarlo en más curvas, el Gran Premio de Australia se presenta, al menos, tan apasionante como el de ediciones anteriores. Pongan sus despertadores, porque la temporada 2011 comienza ya, pocos escenarios mejores para dar el banderazo que el Albert Park de Melbourne.