Joan Rosell, Ignacio Fernández Toxo, José Luis Rodríguez Zapatero, Valeriano Gómez, Cándido Méndez y Jesús Terciado, el pasado 2 de febrero. :: IGNACIO GIL
Economia

Más cerca del apretón de manos

Las centrales quieren decidir sobre los asuntos que afectan al devenir de las compañías y los empresarios exigen mayor flexibilidad Los sindicatos y la patronal se reúnen hoy para ultimar el pacto sobre negociación colectiva

MADRID. Actualizado: Guardar
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La reunión de hoy entre los líderes de la patronal y los sindicatos es crucial para alcanzar un pacto definitivo sobre negociación colectiva, según fuentes presentes en los encuentros. El plazo para alcanzar un acuerdo -marcado por el Gobierno en la reforma laboral- venció el pasado viernes. El Ejecutivo ha consentido una prórroga de gracia y los agentes sociales no piensan perder el tiempo. La cita entre los secretarios generales de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, y UGT, Cándido Méndez, con el presidente de la CEOE, Joan Rosell, servirá para rematar los temas más polémicos y establecer un principio de acuerdo.

A la luz pública, la actitud es bien diferente y la mayoría de los actores se muestran pesimistas. Méndez sugirió que estas negociaciones «no podrán concluir esta semana». El secretario general de CEOE, José María Lacasa, consideró «clave» la reunión, pero puntualizó que el acuerdo es «difícil». Más positivo se mostró Fernández Toxo, que auguró «pasos importantes» en las conversaciones de los próximos días.

Pese a que las posturas están cercanas, todavía existen importantes escollos. CEOE exige mayor determinación en los asuntos que afectan a la flexibilidad interna de las compañías. Los patronos quieren mayor poder de decisión sobre horarios, movilidad geográfica, jornadas de trabajo y salarios. También buscan dotar de prevalencia al convenio de empresa sobre el resto de acuerdos sectoriales y territoriales. Las centrales quieren poder para decidir sobre asuntos que afecten al devenir de la empresa y quieren aumentar su representación en las pequeñas y medianas sociedades.

Los sindicatos han reiterado en numerosas ocasiones que no se está debatiendo sobre la posibilidad de ligar salarios y productividad, porque este componente actualmente ya se tiene en cuenta. El texto final de la negociación colectiva tratará de destacar que este factor está ya incorporado en el sistema español y buscará silenciar las numerosas críticas recibidas y las presiones que ejercen algunos sectores empresariales sobre sus representantes en la mesa de negociación.

Derechos individuales

En el acuerdo social y económico ya se fijó que la ultraactividad no iba debatirse en la negociación colectiva. Aun así, los empresarios están tratando de limitar la prórroga de los convenios vencidos y precisar que en caso de no alcanzar un pacto se acuda a un arbitraje o que la negociación pase a un ámbito superior. Los representantes de los trabajadores consideran que algunas materias, como salarios o distribución de jornadas, deberían perdurar como derechos individuales. Solo coinciden en que las negociaciones se inicien antes de que acabe la vigencia del convenio anterior.

Pese a los avances de la negociación, las declaraciones son cautelosas. Fernández Toxo espera que se puedan dar «pasos importantes» en los próximos días a condición de que la patronal renuncie a «posiciones maximalistas». Por su parte, Cándido Méndez asegura en público que «las negociaciones no pueden concluir esta semana» y que no se sienten afectados por los plazos marcados por el Gobierno.

«Tras diez reuniones hay que hacer balance para ver si damos un paso ambicioso o no», explicó José María Lacasa. Advirtió de que el acuerdo tiene que tener «contenido suficiente» para poder firmarlo y que buscan «limpiar un poco» los más de 16.000 convenios registrados en el Ministerio de Trabajo.

En privado, Joan Rosell reiteró a su ejecutiva la necesidad de alcanzar un acuerdo sobre la negociación colectiva como consecuencia de las adversas circunstancias económicas. Como ya hizo antes de acordar la reforma de las pensiones, el sucesor de Gerardo Díaz Ferrán aseguró que estaba dispuesto a «quemarse». Las diferentes divisiones de la CEOE (banca, alimentación, automóvil y turismo) e incluso algunos de sus hombres de confianza han criticado esta posición y se oponen a que las prisas de la crisis impongan los tiempos de la negociación.

Desde la llegada de Rosell a la presidencia de la patronal, el clima de diálogo se ha recuperado. Los representantes de los trabajadores acusaron el pasado domingo a la patronal de colar «de rondón» una reforma laboral, pero no se referían a la CEOE, sino a los diferentes agentes que han tratado de intervenir en el proceso. Desde el Banco de España hasta Fedea han prodigado opiniones y sugerencias sobre los cambios necesarios en la negociación colectiva.