Jerez

Los teledirigidos y los coches de época, los otros atractivos

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Si está pensando en comprar un coche, la tercera edición del Salón del Automóvil es su cita ineludible de este fin de semana. Pero si, además, le gusta ese brillo metalizado de las carrocerías nuevas, el tacto de la tapicería de los vehículos de alta gama o, por qué no, ver cómo se adelantan los teledirigidos en un pequeño circuito, también tiene que dirigir sus pasos hacia Ifeca.

Además de los llamativos precios de coches nuevos, seminuevos y de ocasión, la feria ha pensado también en la distracción de los visitantes con la instalación de un pequeño circuito de coches teledirigidos. Un grupo de amigos que pronto se convertirá en el Club RC Drift Jerez es el que gestiona la actividad, con la intención de repetir la experiencia el año que viene. «No hay muchos encuentros como éste en los que ver coches teledirigidos», cuentan Sergio Romanos y Samuel Romero. Es una afición cara -se puede llevar a invertir hasta 1.000 euros en un pequeño vehículo eléctrico con todos sus complementos- «pero cada vez hay más aficionados». Lo importante de esta oportunidad para estos jóvenes es la posibilidad de promocionar el gusto por los teledirigidos y establecer contactos con otros seguidores.

Para el Club del Automóvil Clásico de Cádiz es su segunda vez en el Salón del Automóvil de Jerez. En este stand no se venden coches sino que se disfruta con su presencia, con las formas de los años 20 y con los materiales ya en desuso por la invasión de los nuevos avances tecnológicos: «Hemos traído 18 vehículos, todos son de socios del club», explica el presidente del colectivo, Manuel Abollado, mientras da permiso a los visitantes para hacerse fotos subidos a estas joyas de la mecánica. Entre los más valiosos de la exposición se encuentran un Jaguar de carreras, réplica numerada de cuando la casa ganó las famosas 24 horas de Le Mans. También hay un Cadillac dorado, un Rolls Royce y un Tiburón que su dueño rehizo por completo durante nueve meses. «Son coches que no suelen estar a la venta. Su valor es lo que el dueño quiera cobrar por ellos pero pueden alcanzar los 200.000 o 300.000 euros», siguió el responsable.

La crisis también se ha hecho notar en este sector y son muchos los que han recurrido a la venta «aunque a nuestros socios no les ha ocurrido», apuntó Abollado.