«Ni el PSOE ni el PP estamos a salvo de la corrupción»
El líder de la oposición cree que ha llegado el momento de trabajar por menos, de ser más austero, imaginativo y gestionar mejor Mariano Rajoy Presidente del PP
MADRID. Actualizado: GuardarMariano Rajoy ni se inmuta ante el ninguneo socialista de que pretende gobernar más por errores de José Luis Rodríguez Zapatero que por aciertos suyos. Está convencido de que a la tercera será la vencida y que dentro de un año podrá cantar victoria. Hasta que llegue ese momento, no esconde su preocupación por la corrupción, un fenómeno, acepta, al que su partido no es inmune, pero tampoco el PSOE ni ningún otro.
-Sus rivales le reprochan que puede llegar a la Moncloa más por deméritos de Zapatero que por méritos propios. ¿Le da coraje?
-Mientras todo lo que tengan que decirme sea eso... Tengo una trayectoria y aquí hay quien ha llegado al Gobierno sin haber sido siquiera concejal. He sido concejal, diputado provincial, he estado en la Xunta, he negociado transferencias, he sido ministro de Interior... He recorrido España. Sinceramente, me siento preparado, tengo ganas y mucha ilusión.
-¿Asume que sus adversarios apelarán al discurso del miedo, al 'que viene la derecha'?
-El PSOE llegó a decir que íbamos a recortar las pensiones y fíjese lo que ha pasado. El mayor recorte de derechos sociales de la democracia lo ha hecho el presidente de un Gobierno socialista. Que no lo hizo por gusto. Lo hizo porque fue incapaz de gestionar la economía.
-¿El PSOE se precipita al debate sobre la sucesión de Zapatero?
-Las dudas que Zapatero ha provocado a la sociedad española me parece que también se las está provocando a los militantes del PSOE.
-Todas las miradas se dirigen hacia Rubalcaba como posible sucesor. ¿Preferiría a otro rival?
-Me es indiferente. No tengo ninguna preferencia.
-Y en caso de derrota del PP, ¿Rajoy pensaría en un discreto regreso a su casa?
-Mire, Felipe González ganó las elecciones a la tercera; Aznar, a la tercera; Zapatero las ha ganado a la primera. Pues yo intentaré ganarlas a la tercera. A partir de ahí, que cada cual saque sus conclusiones de cómo le fue mejor a España.
-El PP ha presentado un programa contra la corrupción. ¿Llega tarde?
-Para serle franco, me gustaría que esta pregunta no me la tuviera que hacer usted por ser un tema del que no hubiera que hablar. Somos grandes organizaciones, con mucha gente. La inmensa mayoría que se dedica a la política es gente honrada. Llevo treinta años en política y he conocido a gente absolutamente decente. También a gente que no lo era. En esos casos, mi partido hará todo cuanto esté en su mano para que no se repita. Pero no estamos a salvo ni el PP, ni el PSOE ni nadie.
«Tres trajes»
-Se ha sentido obligado a apoyar la candidatura de Francisco Camps, que podría sentarse en el banquillo acusado de cohecho impropio.
-No. En la vida tienes que actuar con arreglo a tu conciencia. He ratificado la candidatura de Camps porque creo que ha hecho una buena gestión y porque es una persona honrada. No me creo que un presidente de la Generalitat se venda por tres trajes. ¿Habrá podido cometer errores en declaraciones? Oiga, nadie es perfecto.
-Entonces, recibió tres trajes, ¿no?
-El dice que no. Que los ha pagado. No tengo por qué no creerle.
-Aznar ha puesto en duda la viabilidad del Estado autonómico. ¿Es una apuesta velada del PP por un modelo centralista que rechazan las comunidades históricas?
-Estoy a favor del modelo autonómico. Mi abuelo hizo el Estatuto de Autonomía de Galicia de 1936. No creo que haya que hacer un cambio en el modelo, pero sí quiero apuntar que no se puede vivir por encima de las posibilidades. Y eso lo han hecho las administraciones, las empresas y muchas familias. Hay que ser austeros y fijar un techo de gasto para las comunidades. Hay que hacer una ley de unidad del mercado porque sobran regulaciones. Y hay que garantizar la igualdad. No puede haber derechos sanitarios en función del territorio.
-En esta apuesta por el control del gasto, ¿ha llegado el momento de trabajar más por menos?
-No le quepa la menor duda. Llega la etapa de los buenos gobernantes. Hay que hacer más cosas con menos. Hay que ser más austero, imaginativo y gestionar mejor. Iniciamos una nueva etapa en la que se va a ver quiénes son los buenos gobernantes y quiénes no. En etapas de bonanza cualquiera puede hacerlo bien; se tira de chequera.
-¿Y usted aplicaría esa receta de más por menos a los trabajadores?
-El gran objetivo en España es el empleo. Es imposible hacer políticas sociales si no hay recursos económicos. Uno puede tener las mejores intenciones posibles, pero si no crea empleo no vamos a ninguna parte. Probablemente, en momentos difíciles sea mucho mejor hablar con los trabajadores y decir: 'oye, ahora viene una etapa complicada. Nadie va a perder su puesto de trabajo, pero vamos a trabajar unas poquitas más horas o vamos a bajarnos un poquito el sueldo'. Flexibilidad, eso es fundamental. Se ha hecho ya en muchas empresas y la gente lo ha aceptado. No nos podemos permitir el lujo de tener en España 4,7 millones de personas sin trabajar.