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Italia se une a la ofensiva con bases y aviones

La resolución de Naciones Unidas da el pretexto a Roma para romper el extravagante tratado de amistad que le unía con Trípoli

ROMA. Actualizado: Guardar
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La resolución de la ONU que autoriza ataques contra Libia si viola el régimen de exclusión aérea pilló la noche del jueves a las autoridades italianas en el teatro de la ópera de Roma, en el 150 aniversario de la unidad del país. En una pausa de 'Nabucco' el presidente de la República, Giorgio Napolitano; el primer ministro, Silvio Berlusconi, y el ministro de Defensa, Ignazio La Russa, cambiaron impresiones y concluyeron que Italia «no se sustraería a sus deberes». Fue la culminación del lento proceso de ruptura de la amistad de opereta de Berlusconi con Gadafi, a quien no llamó en los primeros días «para no molestarle».

Se interpretó, como mínimo, que Italia prestaría sus bases aéreas a la operación, las más cercanas a Libia. Pero ayer el Gobierno rompió la línea equilibrista y ambigua del inicio de la crisis y dijo claramente que también se sumará a las operaciones con sus aviones F-16 y Eurofighter, además de su flota si es necesario. Es más, cerrará su Embajada en Trípoli pero mantiene el consulado en Bengasi, en zona rebelde, así como las relaciones con el consejo transitorio local. Además hoy llega a la ciudad una segunda nave italiana de ayuda humanitaria.

La resolución de la ONU da el pretexto para romper, en la práctica, el artículo 4 del extravagante tratado de amistad entre Italia y Libia de 2008, que impide ataques al país árabe desde suelo italiano. Este acuerdo, que se daba por suspendido desde finales de febrero, regalaba a Gadafi 5.000 millones en 20 años y una autopista de Túnez a Egipto en concepto de reparación de daños coloniales para abrir los negocios con Italia. El líder libio, por su parte, es el primer accionista del primer banco italiano, Unicredit, y tiene intereses en Fiat, el coloso de armamento Finmecannica y hasta en la Juventus. Pero el buen rollo se ha terminado. El viceministro de Exteriores libio aún repetía anteayer las amenazas contra Italia si no se quedaba al margen. El Gobierno de Roma, por proximidad geográfica, es el único que puede temer seriamente un ataque en su territorio, como demuestra el lanzamiento de un misil Scud libio en 1986 que cayó en la isla de Lampedusa.

De este modo Italia sumará, con el apoyo de la oposición pero con la polémica abstención de la Liga Norte, su tercera intervención militar tras la guerra del Golfo en 1991 y la de Kosovo en 1999, donde también cobró importancia su posición estratégica. De la base de Aviano, cerca de Venecia, partieron los bombardeos de Belgrado. En este caso ha ofrecido siete bases: Sigonella, que también es de EE UU, y Trapani, en Sicilia, y la isla de Pantelleria, las más próximas a la costa libia; Amendola y Gioia del Colle, en el sur de la península; Decimomannu, en Cerdeña y, de nuevo, Aviano.