Ory en bronce, poeta inmortal
Luis Quintero adelanta los detalles de la escultura del creador del Postismo que será inaugurada en su aniversario
CÁDIZ. Actualizado: GuardarTodos los que le conocieron, se sentaron con él a hablar de las pequeñas cosas que importan en la existencia, los que le admiraron o simplemente los que se cruzaron con sus ojos durante un par de minutos, saben que dentro de un cuerpo de 87 años y una cabellera cana coronada por su inseparable sombrero había un niño. Un ser al que la vida nunca le trajo de vuelta, un crío capaz aún de la sorpresa y la admiración.
Perfiles, más o menos literarios, usando el arma que siempre esgrimió Carlos Edmundo de Ory, la palabra, hay muchos y puede haber más o menos facilidad a la hora de crearlos. Hacer un homenaje al hombre-niño que huía de ellos en kilos y kilos de bronce se antoja mucho más complejo. Más para un amigo. El escultor gaditano Luis Quintero es el responsable del encargo. Lleva ya varios meses trabajando en el diseño de la escultura que lucirá, muy probablemente para el primer aniversario de la muerte del poeta, frente a su casa de la Alameda.
En su taller de Chiclana, Quintero «afina» una idea que según asegura ya cuenta con el beneplácito de Laura Lachèroy, la viuda de Ory. «Le parece muy Carlos, me ha dicho que a él le encantaría», cuenta el artista, que oficialmente mostrará la maqueta a sus 'clientes' a mediados del próximo mes. Va en tiempo para modelar a un amigo que pronto se convirtió en maestro, o al revés. «El primer día que lo conocí ya quedamos para merendar», recuerda. «Más que un personaje laureado, era un ángel, una persona tocada por la gracia. Era un chamán que nos mostraba a los demás el camino a seguir». En esas merendolas, de esas fructíferas visitas a Cádiz del creador del Postismo, Quintero captó su espíritu. Ese con el que está obsesionado para plasmarlo en el retrato de tamaño natural esculpido en bronce y que, según cuenta Quintero, es del estilo del que él mismo realizó a Fernando Quiñones. De genio en genio, éste con sombrero. «Por supuesto que se lo pondré. Lo que debe perdurar de él era su idea vital. Quiero que el que lo encuentre ahí, en la plazuela en la que jugó, sepa más de Carlos que con uno de sus libros», sentencia el artista.
De sus manos saldrá el no-homenaje que empezará a tributarle justo después de recibir el visto bueno del Ayuntamiento y la familia de Ory. «Tardaré tres meses en esculpir y el resto del tiempo es para el proceso de fundición y colocación de la obra», adelanta. Tres meses para fijar en bronce la expresión de Carlos. «La sensación que nos daba a los demás es que estaba en otra esfera, absorto, como en otro espacio. Me fascinaba su capacidad de sorpresa, hasta pegaba un saltito cuando algo le llamaba la atención. Eso es lo que quiero plasmar», comenta el artista gaditano, que también reflexiona sobre la contradicción de la ofrenda. «¿Cómo dar a entender que a él no le gustaban estos homenajes y contar lo que él pensaba de las estatuas de los poetas?», se pregunta. «A él le habría encantado», le ha dicho Laura, lo que juzguen los demás lo sabrá a partir del próximo noviembre.