Ahorro y eficiencia energética
SECRETARIO 1º DE LA MESA DEL PARLAMENTO DE ANDALUCÍA (PSOE) Actualizado: GuardarLa energía es el termómetro de una civilización, que marca su nivel de desarrollo económico y social. Su control, junto a la eficiencia tecnológica en la generación y el consumo, determina la génesis y decadencia de los imperios a través de la historia, por lo que el acceso a las fuentes energéticas ha estado y está en el germen de muchos conflictos en el Mundo.
Desde que Einstein divulgó la famosa formula E=mc2, energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al cuadrado, sabemos que la energía está en el origen y estará en el final del universo. Mientras que se produce lo inevitable en los tiempos cósmicos, estamos poniendo de nuestra parte todo lo posible para hacer inhabitable esta minúscula parte que es nuestro planeta.
En la producción y el consumo de energía se originan una parte sustancial de los problemas ambientales. El cambio climático, provocado por los gases de efecto invernadero, es cada vez más una evidencia empírica, que certifica lo que ya han venido afirmando los científicos en todo el Mundo, con el desacuerdo de Rajoy y su primo.
Las fuentes energéticas tradicionales han estado asociadas a la biomasa y al agua, más tarde a los combustibles fósiles (carbón y petróleo) y más recientemente a la fusión nuclear. El carácter limitado de los recursos, su distribución geográfica, los costes económicos de explotación, los impactos ambientales y las consecuencias geoestratégicas en el concierto internacional conforman un cóctel explosivo de permanente actualidad.
Ningún modelo energético ha sido ni será neutral o inocente; el uso de la biomasa aniquiló una parte sustancial de la cubierta vegetal del planeta, los combustibles fósiles afectan al cambio climático y destruyen ecosistemas y la energía nuclear genera residuos que remitimos a las generaciones futuras hasta el fin de los tiempos. Chernóbil y el reciente terremoto de Japón nos ilustran sobre los riesgos de contaminación radiactiva que comporta el uso de esta fuente energética.
El tránsito entre modelos energéticos, como todos los cambios estructurales y culturales, no son rápidos ni fáciles. En muchas zonas del tercer mundo la biomasa sigue siendo la principal fuente de energía consumida, mientras que los combustibles sólidos aportan de forma abrumadora la mayor cuota del consumo mundial y estamos alumbrando nuevos recursos y tecnologías asociados al sol, el viento y el mar. El reto ineludible es la sostenibilidad, la preservación de los recursos naturales, de la biodiversidad, de la calidad de vida, de la vida.
Aunque las fuentes energéticas renovables puedan garantizar en el futuro la sostenibilidad, cada vez es más evidente que la prioridad debe ser el ahorro y la eficiencia, lo que exige apostar por el compromiso del consumidor y por los avances tecnológicos. En la búsqueda de fuentes energéticas no podemos hacer trampas tan habituales como las de socializar los costes económicos y privatizar los beneficios, mientras que se ignoran los impactos ambientales y los riesgos para la salud.
En el aquí y el ahora, nuestro modelo energético es manifiestamente mejorable, en términos de diversificación de las fuentes para reducir la dependencia del petróleo, de eficiencia y ahorro en los consumos para evitar el despilfarro, reducir los impactos ambientales y los costes económicos y sociales. Los avances estructurales dependerán en gran medida de la incorporación de las nuevas tecnologías y del compromiso de los ciudadanos.
Importamos más de 600 millones de barriles de petróleo al año que suponen el 70% del consumo energético del país. El precio fluctúa, generalmente al alza. En 1998, cuando se aprobó la Ley de Hidrocarburos, estaba a 10 euros, a finales de 2010 en 67 y en la actualidad, a consecuencia de la inestabilidad en los países productores del norte de África y Oriente Medio, está por encima de los 82 euros. El aumento de 10 euros en el precio del barril tiene un coste para España de 6000 millones de euros al año.
Para paliar los efectos de la subida, el Gobierno ha aprobado un Plan de Ahorro Energético, que permitirá reducir un 5% las importaciones, 28 millones de barriles, que tienen un coste de 2300 millones de euros al precio actual. La inversión asociada a este plan es de 1151 millones de euros, financiados al 80% por las empresas eléctricas a través del fondo destinado a la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética.
Las medidas contempladas en el Plan, que van acompañadas de una campaña de sensibilización ciudadana, afectan al transporte y la movilidad, la iluminación, el consumo eléctrico y a la eficiencia energética de las edificaciones.
En materia de transporte y movilidad se reduce la velocidad máxima a 110 Km/h. en autovías y autopistas, se fomenta el transporte público rebajando un 5% el precio de los billetes de cercanías y media distancia y se destinan 262 millones de euros a los ayuntamientos para planes de movilidad urbana. También se favorece la renovación de neumáticos aportando 20 euros por unidad, hasta un máximo de 240.000 y se eleva al 7% el porcentaje de biodiesel en el combustible para vehículos.
Para reducir el consumo en la iluminación de las ciudades y pueblos, se establecen ayudas destinadas a la puesta en marcha de proyectos integrales, en los que se contemplan medidas que van desde la mejora de las redes de distribución, la renovación de las lámparas de vapor de sodio por otras más eficientes y la automatización de horarios en función de las condiciones climáticas y los usos sociales.
La mejora de la eficiencia energética en la edificación se favorece mediante líneas de créditos, gestionados a través del ICO, que se financian con el ahorro logrado, para la modernización y el aislamiento térmico de las instalaciones y el fomento del uso de la biomasa para la calefacción.
Ante este conjunto de actuaciones, avaladas por la experiencia contrastada en materia de ahorro energético y diversificación de las fuentes de suministro, que ha permitido reducir un 10% el consumo de productos petrolíferos en el periodo 2006-2010, la alternativa del PP ha sido un ataque de risa.