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Alemania paraliza sus siete centrales más antiguas

Merkel da un giro a su defensa de la energía atómica y anuncia la clausura temporal de las plantas que operan antes de 1980

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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La canciller Angela Merkel, una de las más apasionadas defensoras de la energía nuclear y aliada estratégica del poderoso 'lobby' del sector, dio ayer un giro radical al anunciar el cierre temporal de las siete centrales que comenzaron a operar en Alemania antes de 1980. La decisión de la jefa de Gobierno fue comunicada después de una reunión en la que participaron los ministros de Economía y Medio Ambiente, además de los cuatro jefes de regionales de los 'länder' donde están ubicados los reactores. Ningún representante de la industria atómica acudió a la cita.

Merkel justificó su viraje con una frase que dejó al desnudo el descomunal error que cometió en septiembre pasado cuando su gobierno prolongó la vida útil de los diecisiete reactores en una media de doce años. «Los acontecimientos de Japón suponen un cambio profundo en la historia del mundo tecnificado, y las fugas radioactivas. Demuestran que la energía atómica no está preparada para hacer frente a la violencia de la naturaleza. Por eso hemos tomado esta decisión», declaró la canciller.

El sábado Merkel aseguró que los reactores nucleares alemanes eran seguros y que no habían motivos para modificar la política energética. El cambio de la canciller fue suscrito por Stefan Mappus, actual jefe del gobierno regional de Baden Wüttemberg, que era considerado hasta ayer como el más feroz defensor de la energía nuclear. Ante el riesgo de descalabro electoral se mostró a favor de cerrar el reactor Neckarwestheim I, construido en 1976.

La moratoria de tres meses de entrada en vigor de la ley para prorrogar la vida útil de la centrales anunciada por Merkel el lunes también dejó sin efecto la norma aprobada por el Bundestag y despreció el compromiso de los diputados de los partidos que forman la alianza gubernamental, que votaron a favor de una norma que reconocía implícitamente que todas las plantas eran «seguras».