Flexibilidad cervical
Actualizado: GuardarLa rigidez salarial es, según el último informe del Banco de España, culpable 'en buena medida' del paro aquí en nuestro país. Así las cosas, ¿de cuánta rigidez habría que liberar a los salarios para que la gente encontrara empleo? ¿Bajarlos un diez, un veinte por ciento? ¿Reducirlos a la mitad? ¿Se debería pagar a la gente lo mínimo para sobrevivir y problema solucionado? ¿O tal vez habría que impulsar esa tendencia muy en boga según la cual aumentan quienes se ofrecen para trabajar ya prácticamente gratis, por aquello de hacer currículo y tener experiencia?
Si los salarios se ligaran de verdad a la tan cacareada productividad, habría que explicar cómo es que un sistema económico que produce cada vez más y más insiste al mismo tiempo en recortar los beneficios de esa producción a los que realmente la producen, que no son otros y otras que la gente trabajadora en general. Porque, ¿qué sería de la creciente fortuna de, por ejemplo, el empresario Amancio Ortega sin el trabajo de los miles y miles de 'productores' que trabajan 'para él'? Una perspectiva soezmente sesgada habla siempre de la buena acción que realizan estos grandes empresarios con la creación de miles de puestos de trabajo. Pero ¿sería igual de grande esa fortuna si sólo trabajaran 'para él' cinco o seis personas en vez de cuarenta mil? ¿Quién va a determinar qué parte de las grandes fortunas amasadas por esos prestigiados empresarios corresponde a la productividad de quienes trabajan para hacerla posible, recibiendo a cambio lo mínimo indispensable?
Evidentemente, de lo que se trata es de 'conceder' unos céntimos más a quienes cambien rigidez salarial por flexibilidad cervical. ¿La crisis? Para quienes controlan los mecanismos de apropiación la crisis no es más que un escenario nuevo, distinto y más estimulante para aumentar los beneficios, aunque para ello haya que restar rigidez a los derechos de la gente. Digo los derechos, porque las leyes ya son lo suficientemente flexibles como para permitir la explotación de quienes viven de un salario, e incluso para justificar la apropiación 'unilateral' de los beneficios del trabajo ajeno.
¡Ay si nuestros dirigentes emplearan en favor de la justicia los esfuerzos que emplean para camuflar con fórmulas magistrales lo que no es más que una rendición sin condiciones a los reyezuelos de una economía entendida como puro negocio de unos cuantos!