Activistas de Greenpeace, ayer, realizan el emblema antinuclear con velas durante una protesta en Berlín. :: AFP
MUNDO

Europa revisa las medidas de seguridad de sus centrales

La psicosis nuclear empuja a varios países de la UE a replantearse el futuro de esta polémica fuente de energía

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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La alarma nuclear desatada en Japón devolvió ayer al primer plano el debate sobre la seguridad de las centrales atómicas en Europa. En cuestión de horas, la inquietud por el accidente en la planta japonesa de Fukushima provocó una cascada de movimientos de buena parte de los gobiernos comunitarios.

Sin esperar a la reunión de urgencia de ministros de Energía convocada hoy en Bruselas, Alemania anunció que suspendía durante tres meses la ampliación de la vida útil de sus reactores mientras que Finlandia -uno de los pocos países con una central en plena construcción- apostaba por revisar las medidas para prevenir riesgos.

La psicosis nuclear se apoderó de Europa desde primera hora de la mañana. En Bélgica, radios y periódicos lanzaban con el desayuno una inquietante interrogante: «¿Puede ocurrir aquí un siniestro como el de Fukushima?». La pregunta puede parecer exagerada, pero como recordaba el diario 'Le Soir', los bruselenses viven rodeados por un total 34 centrales nucleares en un radio de 250 kilómetros. Solo en territorio belga, existen siete reactores que suministran casi el 55% de la energía que necesita el país.

Con panoramas como este, no es de extrañar que muchos gobiernos se vieran obligados a responder a las preocupaciones de sus ciudadanos. El Gobierno alemán acordó suspender temporalmente la vigencia de la polémica ley que prolonga la vida útil de los 17 reactores que funcionan en el país. La moratoria será aplicada durante tres meses y, en ese tiempo, las centrales serán sometidas a una exhaustiva revisión técnica. «Se trata de una moratoria durante la cual se analizará la nueva situación de seguridad a la luz de lo ocurrido en Japón», dijo la canciller alemana.

Finlandia, donde actualmente se construye un reactor y otros dos han sido aprobados, acordó volver a «analizar los riesgos» para confirmar que la seguridad está garantizada. Desde fuera de la UE, Suiza siguió la estela de Berlín y anunció que dejaba en el aire las licencias para edificar tres centrales.

Francia, la gran potencia europea con 59 reactores, se situó en el polo opuesto al de sus colegas. El primer ministro galo, François Fillon, llamó a extraer «conclusiones útiles» del accidente nipón y subrayó que siempre han primado «al máximo» la seguridad. El Gobierno sueco también parece decidido a seguir adelante con su política nuclear. Después de anular en 2009 el resultado de un referéndum celebrado 30 años antes, el Ejecutivo ratificó sus planes de renovar las centrales cuando caduque su vida útil.

El Gobierno español se alineó con los socios comunitarios más prudentes. La ministra de Economía, Elena Salgado, rechazó revisar de manera urgente la política nuclear. «Creo que debemos tener una perspectiva más global y no la que se refiere a una cuestión concreta», aseguró.

Test de estrés

España y Suiza, según confirmaron fuentes de la UE, son los únicos países que cuentan con centrales que funcionan con reactores de agua en ebullición como el de Fukushima. Esta tecnología está instalada en Garoña y Cofrentes, aunque los expertos comunitarios insistieron en que es tan segura como los equipos de agua a presión que están más extendidos.

Al margen de decisiones nacionales, la iniciativa que más respaldo europeo cosechó ayer fue lanzada por Austria. El ministro de Medio Ambiente, Nikolaus Berlakovich, propuso a sus colegas reunidos en Bruselas someter a los 143 reactores operativos en la UE a una prueba de resistencia extrema. La idea, tomada de los test de estrés llevados a cabo en Europa para medir la fortaleza de los bancos, perseguiría examinar el comportamiento de los reactores ante los escenarios más exigentes.

Aunque los ministros de Medio Ambiente no tomaron una decisión formal al respecto, los titulares de Energía citados hoy en Bruselas tendrán sobre la mesa la posibilidad de impulsar las pruebas de resistencia. Esta iniciativa, sin embargo, no será la única que se analice. La intención de la UE es que los socios revisen de forma conjunta «todos los eslabones de la cadena de seguridad» que rodea a una central atómica. Para ello, no solo se ha invitado a los responsables políticos, sino que se espera también a los organismos reguladores nucleares y empresas explotadoras.

Bruselas insistió en que la situación de Japón es completamente distinta a la europea por su exposición a los terremotos. En cualquier caso, los expertos comunitarios destacaron que pueden sacarse muchas conclusiones del accidente de Fukushima. Una de las interrogantes que se intentarán aclarar es qué ocurriría en Europa ante un apagón masivo como el que dejó 11 reactores nipones sin suministro -entre ellos el siniestrado- tras el terremoto.