Desconcierto socialista
Actualizado: GuardarEl críptico anuncio de Zapatero de que ya tenía tomada una decisión sobre su futuro, aunque se la reservaba de momento, unido al fortísimo desgaste personal que ha sufrido el jefe del Ejecutivo en las encuestas y a las expectativas de una probable catástrofe electoral el 22 de mayo, ha sumido al Partido Socialista en una situación de evidente desconcierto. Todo ello se traduce en un claro malestar en el seno del aparato y en una visible desorientación en el propio Gobierno, que ha acentuado su mal hábito de improvisar, de forma cada vez más ostensible. Ante esta pésima situación del PSOE, que podría desembocar en la pérdida de bastantes de sus actuales feudos territoriales, la vieja guardia del partido está dispuesta a remangarse para recuperar el pulso. En esta tarea, Rubalcaba, dotado de una gran cuota de poder real en la remodelación gubernamental de octubre, debería desempeñar un papel fundamental, hasta convertirse en el candidato natural a la presidencia del Gobierno en 2012. Sin embargo, la previsión que había hecho Moncloa de que la candidatura de Rubalcaba no encontraría oposición alguna empieza a desvanecerse, puesto que, quizá por un error en el cálculo de los tiempos políticos, se adivinan resistencias a este proceso promovidas por las generaciones jóvenes del PSOE que no estarían dispuestas a tolerar un retorno al felipismo. La suspensión del mitin de Vistalegre para que la campaña de las autonómicas y municipales no se desarrolle en clave nacional constituye el reconocimiento de que el Ejecutivo, achicharrado, es hoy un lastre y no un activo para el socialismo. Los optimistas de Ferraz, en franca minoría, todavía esperan que un buen resultado del PP en las elecciones de mayo sea un revulsivo que movilice al electorado de izquierdas y permita al PSOE salvar los muebles en las generales. Pero en realidad, los presagios que hoy se acumulan en la formación gubernamental son mayoritariamente pesimistas y las estrategias que se formulan ser encaminan más a minimizar daños que a pretender una imposible resurrección.
Los recortes que vienen
Los 17 países de la zona euro avanzaron el viernes en la consecución del llamado Pacto por el Euro, que pretende lograr una gobernanza económica que dé sustento y sostenibilidad a la moneda única. La versión suavizada de la dura exigencia alemana incluye, entre otros asuntos, la aprobación de seis iniciativas legislativas de la Comisión que endurecen el Pacto de Estabilidad e imponen una dura corrección de los desequilibrios que se susciten por diferencias de competitividad; en este sentido, la deuda será un criterio más para evaluar la convergencia, y Zapatero ha reconocido ya la necesidad de nuevos sacrificios para asegurar «el cumplimiento estricto del déficit». El Pacto por la Competitividad, exigido por Alemania y que finalmente será suavizado, forzará a los Estados a vincular salarios y productividad; sin embargo, no se prohibirá taxativamente indexar los salarios con la inflación, como quería Merkel. En cualquier caso, el rigor impuesto por Berlín para la ampliación del Fondo de Rescate y su conversión en permanente en 2013 supondrá una nueva vuelta de tuerca en las políticas de austeridad que ya aplica el Gobierno.