El Xerez continúa con su mala racha y no ve puerta ante el Alcorcón

Cuando uno no quiere, dos no se pelean. Si tiramos de refranero para resumir el empate cosechado ayer por el Xerez ante el Alcorcón podríamos escribir una serie de novelas en plan Millenium, aunque la conclusión es la misma: a los de Javi López le puede la desidia. La desidia y Ontanaya López, quien birló al Deportivo de una pena máxima a Antoñito que, además, le costó la amarilla al sevillano.

Era la enésima prueba de fuego para el conjunto azulino, una y no más, como bien dice la afición. El mensaje de Javi López de cara a la galería ha sido claro en las últimas semanas, y ayer era tarde definitiva para dejar a las claras que el Xerez va a por el ascenso, «a muerte», como dice el técnico xerecista. Con el cambio obligado de Redondo por Edu Moya, lesionado, y la entrada en el equipo de Cordero tras cumplir sanción, López volvía a poner sobre el tapete del municipal jerezano a su equipo de gala, José Mari incluido, gracias a la cautelar. Por su parte, el Alcorcón de Anquela llegaba con más que ganar que perder. La trayectoria de los madrileños lejos de Santo Domingo deja mucho que desear y en Chapín tenían una oportunidad única para lograr la segunda victoria a domicilio de la temporada. Es por ello que los azulinos saltaran a Chapín con los mismos recursos de jornadas anteriores, con mucho balón a la espalda de la defensa rival con destino a José Mari o Mario Bermejo. Una opción que no da mucho que imaginar y que fue frenada por los madrileños.