La caja nunca tuvo grandes cantidades de dinero. :: C. C.
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La caja tampoco disponía de 400.000 euros en efectivo antes del desfalco

El 29 de abril, día que la investigación dice que empezó el caso, no desapareció dinero sino documentos de vales que justificaban la cifra

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El 29 de abril de 2004 es la fecha clave, el día que la investigación fija como el comienzo del desfalco. Supuestamente había más de 400.000 euros en la caja que desaparecen de la noche a la mañana sin ninguna justificación quedando tan solo 11.000 euros. A partir de ahí, las cifras ya nunca coincidirían y la diferencia entre lo que hay en la caja y lo que debería haber, se incremente año tras año hasta superar la cantidad en 7,8 millones de euros. ¿Nadie avisó de la falta del dinero ese 29 de abril?

Clemente Ruiz, principal imputado por el desfalco, vuelve a defender que sí, que él avisó de esta circunstancia, pero que no era la primera vez ya que sitúa el inicio de las anomalías en la caja en el año 2002. De hecho, asegura que nunca hubo en Hacienda tanto dinero en efectivo, ni siquiera los 400.000 euros. «Antes las diferencias se justificaban. Hasta abril de 2004 todos los movimientos estaban justificados con vales firmados por el tesorero -actual interventor- para poder cuadrar los distintos arqueos realizados en 2002 y 2003. He dicho repetidamente que el 29 de abril de 2004 desaparecen dichos documentos y lo denunció ante el tesorero y lo que se decide es poner en las hojas de caja solo el dinero en efectivo y por tanto dejar claro la diferencia».

Hasta el momento esos documentos habían servido como garantías de la existencia de cantidades que se justificaban «muy de tarde en tarde», hasta que a partir de 2004 se dejó de justificar y lo único que argumentaban los responsables de Economía y Hacienda era que pronto se solucionaría. De hecho, tal y como explica el propio Clemente todos los empleados comentaban esta situación. «Nadie habló en ningún momento de pérdida o sustracción, tan solo nos asombraba el trasiego de movimientos de dinero en valores. Yo no era el único que alertaba de esta situación. P. M. -compañera de trabajo de Clemente- era la encargada de fiscalizar la caja y comentaba en persona y en el despacho del interventor el problema que se planteaba por no haber justificación alguna del dinero que faltaba. Siendo el interventor el que justificaba este hecho asegurando que estaba en valores y que en breve se solucionaría».

Sin embargo ninguno de sus compañeros ha salido en su defensa ni ha denunciado esta circunstancia. Clemente tiene claro que el motivo es que «son víctimas del pánico» a correr su misma suerte. Por ello insiste en las hojas de caja y los arqueos ya que nunca se ocultó la falta del dinero. «El interventor me pidió en repetidas ocasiones que firmara las hojas de caja, sobre todo me presionaba cuando se le pedía justificaciones de los valores y no se daban. Pero, yo siempre me negué y al acuerdo que llegaba era que las firmaría cuando se justificara debidamente el dinero». De esta forma, las únicas firmas que se encuentran en los diferentes documentos contables son las de la tesorera, el interventor y el alcalde, Manuel María de Bernardo. «Hay unos señores que tienen nombras y apellidos y que además han firmado desde cheques hasta arqueos aceptando una realidad que hoy se cuestiona y sin embargo están muy tranquilos como si con ellos no fuera esta movida. No han tenido en cuenta que por ningún lado hay una firma mía y en el resto de documentos están la de los responsables de custodiar el dinero municipal, sin olvidar que han falsificado constantemente con un trasiego de bailes de números el concepto de caja y presentados dichos documentos al pleno municipal».