La Policía defiende que no manipuló las grabaciones del chivatazo a ETA
Los técnicos afirman que hay llamadas del día del soplo que fueron captadas por antenas francesas y que no han sido investigadas
MADRID. Actualizado: Guardar«Nunca, jamás». Las respuestas ante el juez Pablo Ruz fueron idénticas. Los ocho agentes de los servicios de Información de la Policía encargados de las grabaciones del bar Faisán negaron de manera categórica ante el instructor del chivatazo haber manipulado las cintas para hacer desaparecer las imágenes de un desconocido entrando en el local para dar el soplo al aparato de extorsión de ETA el 4 de mayo de 2006. Eso sí, ninguno de los funcionarios supo responder a la insistente pregunta del juez de por qué en esas grabaciones había dos saltos, uno de tres minutos y otro de 16 segundos, en los momentos claves del soplo. En concreto, cuando alguien entró al local para alertar a su dueño, Joseba Elosúa, el presunto 'recaudador' de los terroristas, de una inminente operación antiterrorista.
La versión de los agentes de Policía contradice a la de los peritos de la Guardia Civil que han examinado la famosa grabación. Los dos técnicos del instituto armado aseguraron el pasado 23 de febrero que todo apunta a que los cortes en la cinta no fueron accidentales, sino intencionados, y que esos saltos no casarían con la primera versión oficial de la Policía, que aseguró que se debieron al deterioro de las cintas. Los guardias civiles apuntaron más a la posibilidad de que directamente se parara la grabación, es decir, que las imágenes nunca llegaron a ser borradas porque nunca existieron.
Los ocho agentes de la escala básica de la Sección de Economía de la Unidad Central de Información que ayer declararon no quisieron ni siquiera aventurar hipótesis sobre el porqué de la desaparición de esos fotogramas claves de la investigación, a pesar de la insistencia de Ruz, que interpeló a todos sobre las conclusiones de la Guardia Civil. Los funcionarios, todos subordinados del jefe de la investigación, el inspector Carlos Germán, se limitaron a reiterar que su única intervención era meter y sacar las cintas de la cámara, y que estas no eran «tocadas» ni rebobinadas para ser regrabadas después. Es más, «habitualmente» la grabación no se interrumpía nunca.
Los testigos, es más, aseguraron que nunca vieron a un compañero pulsar el botón de 'stop' de la cámara durante las semanas que duraron de vigilancias y seguimientos a Elosúa y al resto de implicados en el aparato de extorsión de la organización terrorista.
Cobertura gala
Pablo Ruz también interrogó a los cuatro técnicos de la compañía Telefónica Móviles que, a petición del juez, elaboraron el pasado enero un informe sobre el tráfico de llamadas en la zona del bar Faisán el día del chivatazo. Los especialistas confirmaron ante el magistrado que en el área de Behobia, donde se ubica el establecimiento, y debido a su proximidad a la frontera -menos de un centenar de metros- dan cobertura de móvil las operadoras francesas. Un tráfico de llamadas que se barrunta ingente, habida cuenta del trasiego constante en esa zona de paso internacional, y que, como ya sospechaba el magistrado, no ha sido investigado desde que en septiembre de 2006 se abriera una pieza separada para conocer los autores del chivatazo.
Los especialistas también aclararon varios extremos al juez. El informe pericial solo examina las llamadas desde móviles de Telefónica, por lo que habría que recabar de las otras dos operadoras que existían en España en 2006, Vodafone y Amena, el tráfico de llamadas el día del chivatazo y si estas tenían por esa época antenas en la zona. Los técnicos igualmente aseguraron que para conocer toda la información sobre las llamadas también habría que saber qué estaciones base tenían hace cinco años la operadoras galas, Orange, SFR y Boughitel.