Rubalcaba, fuera de juego
El Gobierno dice que su estado no es grave aunque los médicos no aclaran cuándo podrá recibir el alta El vicepresidente primero ingresa en la UCI al complicársele una infección urinaria
MADRID. Actualizado: GuardarAlfredo Pérez Rubalcaba tendrá que tomárselo con mucha calma durante unos días. Una fuerte infección urinaria ha dejado al vicepresidente primero del Gobierno postrado en la cama de un hospital. No es un asunto menor. Tuvo que ser ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Gregorio Marañón porque no bajaba la fiebre, aunque fuentes próximas al ministro del Interior aseguran que su situación no es grave y que si no se quedó en planta fue simplemente para que los médicos pudieran comprobar su evolución con mayor tranquilidad. Como pronto, podrá incorporarse a la actividad el próximo jueves. La oposición ya ha sido avisada de que no asistirá esta semana a la sesión de control al Ejecutivo en el Congreso.
La salud no acompaña desde hace tiempo al hombre fuerte del Gobierno, aquejado de dolencias cardiacas y víctima del anisakis. Pero este caso es paradójico porque lo que ha dado con sus huesos en la cama ha sido consecuencia de las pruebas que le realizaron la semana pasada para descartar un cáncer de próstata. La biopsia dio negativa. Se lo comunicaron el viernes. Pero el domingo tuvo una fiebre muy alta y, según fuentes gubernamentales, le bajó peligrosamente la tensión. De hecho, tuvo que anular su participación en un acto de partido en Elche, junto a la ministra de Sanidad, Leire Pajín, y el candidato socialista en la Comunidad Valencia, Jorge Alarte; aunque entonces solo se dijo que encontraba indispuesto y se silenció que había tenido que acudir a un hospital.
La noticia de que estaba ingresado llegó ayer por la mañana. En el Ejecutivo y en el PSOE se apresuraron a quitar hierro al asunto, pero a pesar de que prometió que habría información, no hubo forma de contar hasta última hora de la tarde con un parte médico que ratificara la versión ofrecida, entre otros, por el secretario de Organización socialista, Marcelino Iglesias, en su rueda de prensa semanal, hacia las dos de la tarde. Iglesias aseguró que había hablado con él y dio por hecho que el miércoles «estará otra vez trabajando en su despacho». Apenas una hora después, se supo de su traslado a la UCI. «No cambia nada; simplemente está en observación», insistieron fuentes de la Presidencia.
La ausencia de Rubalcaba será suplida en Interior por su número dos, Ignacio Camacho, y en la vicepresidencia primera por distintos ministros. Si no pudiera presidir la comisión de subsecretarios y secretarios de Estado mañana ocupará su puesto el titular de Presidencia, Ramón Jáuregui. Pero en la Moncloa insisten en que aún no se han planteado siquiera la posibilidad de que no pueda asistir al Consejo de Ministros del viernes y de que alguien tenga que suplirle en calidad de portavoz. De ser así, lo razonable sería, dicen, que ocupe su lugar uno de los dos vicepresidentes, la económica, Elena Salgado, o el territorial, Manuel Chaves.
Revuelo
No es la primera vez que se producen este tipo de situaciones. La anterior número dos del Ejecutivo, María Teresa Fernández de la Vega, también se vio obligada a apartarse ocho días del trabajo hace menos de año y medio después de ser operada de urgencias por una oclusión intestinal. Aquello no generó tanto revuelo, probablemente porque a la vicepresidenta nunca se le atribuyó un papel tan directo en el futuro del PSOE como el que hoy se concede a Rubalcaba, señalado por miembros de peso en el partido como el 'sucesor' de José Luis Rodríguez Zapatero en caso de que este decida no presentarse a un tercer mandato.
El veterano político jamás se ha pronunciado sobre esta cuestión, pero quienes trabajan con él aseguran que la sobreexposición a la que está sometido desde que Zapatero le dio la vicepresidencia política y se dispararon los rumores sobre sus planes de abandonar y designarlo delfín le ha pasado factura. «Está nervioso y cansado», aseguraba el pasado miércoles un miembro del Ejecutivo muy cercano.
Rubalcaba ha asistido desde su puesto y casi en silencio a los movimientos internos que ha desatado su posible candidatura. Casi, porque hace poco más de una semana estalló. Fue después de que la ministra de Defensa, Carme Chacón, aprovechara un desayuno informativo para hacer saber que está dispuesta a dar un paso al frente y que existe un sector del partido, muchos de ellos 'zapateristas' de primera hora, que reclamará primarias. Desde Bruselas, se permitió una «pequeña expansión personal» y aseguró que solo piensa en el Gobierno y en los problemas de España. «No me podría mirar a la cara si me dedicara a otra cosa distinta que a trabajar, por ejemplo, para que el desempleo baje en mi país. No podría y, por tanto, me dedico a eso», dijo el vicepresidente.
Si alguien utiliza su salud para negarle posibilidades está aún por ver. Y si es él mismo quien decide apartarse también. No sería la primera vez que se da por amortizado, aunque hasta ahora ha demostrado ser un superviviente nato.