Editorial

Nueva incertidumbre

La inflación y una eventual subida de tipos ensombrecen la perspectiva de recuperación

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La inestabilidad social y política en algunos de los países árabes productores de petróleo y gas y sus riesgos de contagio en la región han provocado un incremento de precios sobre los combustibles cuya evolución podría deparar nuevas subidas, bien sea como efecto directo de la conflictividad, bien como consecuencia inducida por los mercados. Tanto las economías desarrolladas que comenzaban a remontar la crisis como aquellas que esperaban iniciar próximamente la recuperación han experimentado un estremecimiento causado por el repunte general de los precios, que en Europa y en España amenaza con el inquietante retorno de la inflación. Las declaraciones de Trichet al término de la reunión de marzo del BCE, avalando una eventual subida de tipos para dentro de un mes, apuntaron la respuesta que la autoridad monetaria europea daría a esa tendencia inflacionista. Las especiales circunstancias que vive la economía española obligan a plantearse hasta qué punto el remedio del Banco Central Europeo podría acarrear más perjuicios para la reactivación de nuestro país que los que nos depare el incremento del precio de los carburantes y sus consecuencias sobre el coste de los bienes de consumo. Poco después de que el Gobierno y los agentes económicos y sociales formalizasen una línea de acuerdo en torno al futuro de las pensiones, un problema largamente postergado como el de la dependencia energética se ha vuelto acuciante. La credibilidad exterior puede tambalearse de nuevo ante las consecuencias que una subida del precio del dinero podría acarrear a una economía tan hipotecada como la española. El escepticismo o la indiferencia con los que han sido recibidas las medidas establecidas por el Gobierno para contener el consumo energético demuestran que el Ejecutivo necesita más crédito del que ahora tiene para afrontar la nueva incertidumbre, compuesta por la inflación, la posible subida de tipos y la contracción que ello podría acarrear en el consumo y la inversión. Un crédito que solo podría lograr si consigue activar a empresas y particulares a base de un clima políticamente unitario y de consenso económico y social. .