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El vecino que mató a mi primo
Uno de los asesinos de Eduardo Puelles salía a montar en bicicleta frecuentemente con el marido de una familiar de la víctima
BILBAO. Actualizado: GuardarAmigo, vecino y asesino. Daniel Pastor Alonso reúne desde el pasado martes estos tres adjetivos a los ojos de Lorena Francisco. Ella es prima carnal de Eduardo Puelles, inspector de Policía al que una bomba lapa adosada a los bajos de su vehículo segó la vida el 19 de junio de 2009 a los 49 años.
Él, el presunto líder del 'comando Otazua' desarticulado a comienzos de la semana y acusado de cometer 14 atentados y dos muertes, entre ellas, la del agente encargado de la lucha antiterrorista. Francisco y Pastor tienen su domicilio en portales anexos del mismo bloque de viviendas en la zona más moderna del barrio de Aperribai, en la localidad vizcaína de Galdácano, y mantenían un «trato cordial». Se conocían y compartían juntos bastantes momentos. Desde hace años. Eran algo más que simples vecinos que se saludan al pasar. La mujer, de 34 años, se sinceraba el pasado viernes. Aún afectada por la noticia de saber que el asesino de su primo moraba a escasos metros de distancia de su domicilio, Lorena habla del presunto etarra siempre como «Dani». «Era muy 'txirrindulari' y muy amante del montañismo», recuerda. La afición de Pastor por la bicicleta le llevó pronto a entablar amistad con el esposo de la prima de Puelles. «Dani siempre solía ir a andar en bici o al monte Pagasarri. Quedaba frecuentemente con mi marido para ir a hacer ciclismo. Esta afición era lo que le unía a Miguel. Por eso yo le conocía más. ¡Y resulta que lo hacía sabiendo que había matado a mi primo!».
El máximo responsable del 'talde' capturado esta semana, al que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska encarceló el viernes, supo del parentesco entre sus vecinos y su víctima apenas unos días después del asesinato y de la multitudinaria manifestación de repulsa que recorrió las calles de Bilbao. Lorena se encontró con Daniel por la calle. No pudo reprimirse. Sabía que el ahora acusado de dirigir una 'célula durmiente' de ETA simpatizaba con Batasuna, aunque nadie en el barrio lo situaba en el ala más radical y ortodoxa de la izquierda 'abertzale' ilegalizada. El dolor que sentía, y la confianza que habían trabado, hizo el resto. «¿Sabes que tus 'amigos' han matado a mi primo?», le espetó la mujer. «¡No digas tonterías!», acertó a contestar el terrorista que, ante los fallos de las bombas que utilizaban, intentó el crimen de Puelles en varias ocasiones hasta que cumplió el objetivo. Para ello, con una sangre fría y temeridad que ha sorprendido incluso a artificieros experimentados, el comando se atrevió a quitar los artefactos que no habían detonado para ver cuál había sido el error y volver a colocar una nueva bomba en los bajos del coche del subinspector.
La macabra coincidencia da vueltas y vueltas en la cabeza de Lorena Francisco. «Sabíamos que era simpatizante (de Batasuna) pero no que era activista», confiesa. Como el resto de integrantes del 'comando Otazua', Pastor tenía un historial policial totalmente limpio. Era un miembro 'legal' -no fichado- de la banda y carecía de antecedentes. Ni procedía de la 'kale borroka', ni había tenido vinculaciones conocidas con Batasuna u otras marcas proscritas.