
Los almadraberos se impacientan
Transcurridos diez días desde que regresaron al trabajo, el sector sigue sin conocer cuánto atún rojo podrán pescar la presente temporada
BARBATE. Actualizado: GuardarEl sector almadrabero está empezando a perder la paciencia. Como adelantó este medio hace unos días, el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino tiene previsto convocarles a una reunión en la que se anunciará la cuota que finalmente podrán capturar los cuatro caladeros gaditanos durante la presente temporada 2011, y en la que se deberá concretarse el papel en la investigación científica de la mano del Instituto Español de Oceanografía.
Pues bien; ese encuentro no llega, y sigue sin fecha concreta. Las últimas noticias al respecto que tiene la Organización de Productores Pesqueros de Almadraba (OPP-51), son que a lo largo de la próxima semana podría producirse esa convocatoria con los técnicos.
Los nervios de los pescadores son por tanto más que comprensibles, en tanto que llevan trabajando diez días y no tienen todavía concretado el cupo máximo de capturas que podrán capturar este año.
A día de hoy el Ministerio de Medio Ambiente sigue negociando con otros países de la Unión Europea como Francia o Portugal, de cara a una posible compra de tonelaje de atún rojo.
Además, según ha podido saber este medio, el Instituto de Oceanografía ya ha sentado las bases de la colaboración almadrabera, y en los próximos días dará a conocer cuál es el papel que jugará el sector artesanal de captura del atún rojo.
Esta deberá traducirse en días de labor y sueldo para los más de 300 pescadores de los caladeros de Conil, Tarifa, Barbate y Zahara, que permanecen en sus puestos de trabajo pendientes de cualquier novedad que pudiera producirse.
Conviene recordar que las cuatro almadrabas que se calan en aguas de Cádiz cuentan, a priori, con apenas 670 toneladas de cupo de pesca, según lo acordado en la convención internacional de ICAAT celebrada en París el pasado mes de noviembre.
Esa cuantía es «totalmente insuficiente» según el sector, que sitúa su umbral de rentabilidad y viabilidad en las 900 toneladas anuales aproximadamente.
LA VOZ tuvo oportunidad de pulsar hace unos días el ambiente que se respira entre los marineros, algunos con más de treinta años de experiencia a sus espaldas en el sector, de la almadraba de Conil.
La expresión más repetida es la de «incertidumbre», en el calamento más grande de los cuatro, que en estos días comienza a instalarse en su fondeadero marino habitual.
Como ya ocurrió en 2010, todo apunta a que en unas semanas el Ministerio de Medio Ambiente hará alguna jugada de última hora para otorgar más cupo a esta pesquería artesanal del atún rojo. Lo que ya no le quita a nadie a los pescadores esta temporada, es el «sinvivir» de sus familias, cuyos ingresos durante más de seis meses al año dependen de que haya atunes en los copos, y de que puedan pescarlos.