Sin permiso de apertura

Los hoteles cápsula transmiten una sensación parecida a la de esas imágenes que se distribuyen en verano y que muestran a cientos de japoneses intentando refrescarse en una piscina en la que no cabe un alfiler. Son estampas que hablan de una sociedad disciplinada y con capacidad de adaptación, pero que dejan en el espectador un cierto poso de tristeza. Dicen los que lo han probado que dormir en uno de esos nichos no es tan terrible siempre que uno sea capaz de conciliar el sueño entre los ronquidos del vecino y los sonidos que salen de las televisiones que ven otros huéspedes. En el hotel cápsula que aparece en la foto no es probable que ocurra eso. Para empezar no está en Japón, sino en Shanghai. De hecho, iba a convertirse en el primero de esas características en China, aunque parece que su propietario tendrá que rehacer algunas cosas antes de abrirlo al público, ya que las autoridades de la ciudad han dictaminado que no cumple las condiciones de seguridad contra incendios.