Editorial

Atados al paro

La recuperación que tarda y el desempleo que crece forman un círculo viciado

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El incremento del paro registrado en febrero en 68.260 desempleados más demuestra que los síntomas de recuperación que pueden ofrecer los sectores de la economía española con mayor proyección exterior no solo son insuficientes para generar nuevos puestos de trabajo, sino que además contrastan con las dificultades que atraviesan otros ámbitos de actividad. El pronóstico del presidente Rodríguez Zapatero, anunciando que en España comenzará a crearse empleo en el segundo semestre del presente ejercicio, puede responder a la obligación de todo gobernante de suscitar alguna expectativa optimista. Pero el hecho de que en un año el paro haya aumentado en 168.638 personas, llegando a 4,3 millones de desempleados y generalizándose en sus efectos tanto territoriales como sectoriales en febrero, hace temer que la destrucción de empleo continúe unos meses más dificultando sobremanera su absorción posterior. De forma que difícilmente puede abrigarse la esperanza de que antes de finalizar 2011 la tasa de paro se sitúe por debajo de los 4 millones. El incremento del desempleo, la reducción del número de cotizantes a la Seguridad Social y la naturaleza de los nuevos contratos demuestran que la reforma laboral no ha constituido un acicate real, sin duda porque la flexibilización que introduce en el mercado de trabajo es insuficiente para contrarrestar el retraimiento de las empresas ante las incertidumbres de una reactivación que no acaba de llegar y que, en el mejor de los casos, se anuncia muy lenta. Resulta especialmente preocupante que sea en los servicios donde se detecte un mayor aumento del desempleo. Del mismo modo que parece elocuente que continúe aumentando la cifra de quienes se inscriben en las oficinas de empleo a la búsqueda de un primer trabajo que difícilmente encuentran. El ajuste en las plantillas dependientes de las distintas administraciones públicas puede explicar parte de lo sucedido durante los últimos meses, pero la deuda acumulada y el déficit que arrastran muchas de ellas no solo permite suponer que sus nóminas continuarán reduciéndose, sino que obliga al conjunto de las instituciones a contener a la baja la contratación de personal. En cualquier caso la tasa de desempleo que soporta España obliga a acompasar el inicio de la recuperación con modificaciones en la negociación colectiva que mejore la competitividad de nuestras empresas.