Hillary Clinton alerta sobre una prolongada guerra civil
EE UU se vuelca en la implantación de una zona de exclusión aérea en Libia que, según el Pentágono, requeriría de «una operación militar»
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarUn día después de movilizar al mundo desde Ginebra con el conflicto libio, Hillary Clinton giró la diplomacia hacia casa para convencer a los congresistas de que sigan financiando los esfuerzos en medio de una batalla presupuestaria de la que se salvan pocas cosas. La secretaria de Estado tenía muchos resultados que ofrecer ante esta «maratón diplomática» que no descarta ningún tipo de acción, pero incorpora serias advertencias.
«En los años venideros Libia puede convertirse en una democracia pacífica, o puede enfrentar una prolongada guerra civil o descender al caos». Para Clinton, la forma más efectiva es «una combinación integral de fuerza inteligente: diplomacia, desarrollo y defensa».
La primera parte ha conseguido acciones inusitadamente rápidas en la ONU gracias a la capacidad de influencia del Gobierno de Barack Obama en el mundo y la desintegración del Ejecutivo libio, cuyo propio embajador ante Naciones Unidas pidió al Consejo de Seguridad que tomase acciones contra su líder. El máximo órgano de la ONU no solo aprobó sanciones en apenas dos días desde que Francia y Gran Bretaña presentaron el borrador de la resolución, sino que ayer mismo la Asamblea General votó la expulsión de Libia del Consejo de Derechos Humanos. El fiscal del Tribunal Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, estudia también lanzar una investigación por crímenes contra la Humanidad en Libia, a petición del Consejo de Seguridad.
Pero las acciones no se limitan a congelar los bienes de los líderes libios en el mundo -30.000 millones de dólares (21.784 millones de euros) solo en EE UU-, a restringir sus movimientos o a darles aviso de que se enfrentarán a la justicia internacional, sino que Estados Unidos pretende complementar eso con una zona de exclusión aérea en Libia para que el Gobierno no pueda bombardear a su propia gente. El problema es que eso requeriría pasar a las armas, como explicó ayer al Senado el general de los marines James Mattis, jefe de la Comandancia Central de EE UU.
Colaboración de la OTAN
«Sería una operación militar», advirtió, que según los expertos requeriría también el uso de las bases norteamericanas en el sur de Italia y la colaboración de la OTAN. Para patrullar un embargo aéreo la doctrina militar de Washington requiere primero la destrucción completa de las baterías enemigas de misiles tierra-aire, que de lo contrario podrían derribar a los cazas estadounidenses.
En las últimas 48 horas el Pentágono ha enviado a la zona a tres buques de guerra, entre ellos un portaviones que también transportaría barcos anfibios de asalto, helicópteros y marines. El USS Kearsarge debía cruzar ayer el Mar Rojo a través del Canal de Suez. Su función sería estar preparado para cualquier tipo de asistencia que se le solicite: humanitaria o militar. «No descartamos ninguna opción», advirtió la dama de hierro de la diplomacia de EE UU, con la esperanza de que la pronta demostración de fuerza disuada a Muamar Gadafi.
Expertos estadounidenses aseguraban ayer que el líder libio mantenía suficientes apoyos entre los jefes tribales como para prolongar la guerra y lanzar ofensivas desde Trípoli. Por eso Washington desea que Gadafi opte por el exilio, como sugirió ayer la embajadora estadounidense ante la ONU, Susan Rice, y el portavoz de la Casa Blanca Jay Carney.